domingo, 5 de junio de 2011

PALABRAS DE PODER.

EXPOSICIÓN DEL CACIQUE WAYKAYPURU
KUWAWTEMOK ANTE LA REUNIÓN DE
JEFES DE ESTADO DE LA COMUNIDAD
EUROPEA
Anónimo.

Con lenguaje simple, que era trasmitido en traducción simultánea a más de un
centenar de Jefes de Estado y dignatarios de la Comunidad Europea, el Cacique
Wayaaypuru Kuawtemok logró inquietar a su audiencia cuando dijo

"Aquí pues yo, Waykaypuru Kuwawtemok, he venido a encontrar a los que
celebran el encuentro.

Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil
años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace solo quinientos años.
Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca
tendremos otra cosa.

El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir
a los que me descubrieron.

El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraía por Judas, a
quien nunca autoricé a venderme.

El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses
aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles
consentimiento.

Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar  pagos y también puedo
reclamar intereses.

Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel,  recibo sobre recibo y firma
sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de
Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de
América

¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos
faltaron a su Séptimo Mandamiento.

¿Expoliación? ¡Guárdeme Tonantzin de figurarme que  los europeos, como Caín,
matan y niegan la sangre de su hermano!

¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las
Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos
como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual
civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos.

¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser
considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América,
destinados al desarrollo de Europa.

Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría
derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por daños
y perjuicios.

Yo, Waykaypuru Kuwawtemok, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas
hipótesis.

Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de un plan
""MARSHALLTESUMA"", para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa,
arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del
álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.

Por eso, después de celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos
preguntarnos:

¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos
productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo
Indoamericano Internacional?

Deploramos decir  que no. En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de
Lepanto, en armadas invencibles, en terceros reichs y otras formas de exterminio
mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN,
como en Panamá, pero sin canal.

En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto
de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas
líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo el
Tercer Mundo

Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual
una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para
su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente hemos
demorado todos estos siglos en cobrar.

Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a nuestros hermanos
europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés,
que los hermanos europeos les cobran a los pueblos  del Tercer Mundo. Nos
limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el
módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado solo durante los últimos 300
años, con 200 años de gracia.

Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto,
informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda,
una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a
la potencia de 300. Es decir, un número para cuya expresión total, serían
necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta
Tierra.

Muy pesadas son esas moles de oro y plata. ¿Cuánto  pesarían, calculadas en
sangre?

Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes
para cancelar ese módico interés, sería tanto como  admitir su absoluto fracaso
financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo. Tales
cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos. Pero
sí exigimos la firma de una Carta de Intención que  discipline a los pueblos
deudores del Viejo Continente, y que los obligue a  cumplir su compromiso
mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita
entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica..."

Cuando el Cacique Waykaypuru Kuwawtemok dio su conferencia ante la reunión
de JEFES DE ESTADO DE LA COMUNIDAD EUROPEA, no sabía que estaba
exponiendo una tesis de Derecho Internacional para  determinar LA VERDADERA
DEUDA EXTERNA.

Ahora solo resta que algún gobierno, latinoamericano tenga el valor
suficiente para hacer el reclamo ante los Tribunales Internacionales

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