El hombre moderno, en su ilusión intelectual y separatista, ha categorizado el mundo y hasta lo ha numerado. Ha dividido la tierra en mundos, así se habla del primer mundo, el segundo mundo, el tercer mundo. Al mundo indígena se le suele llamar el cuarto mundo. Entonces ahora los indígenas de todos los colores de piel queremos recordar la aparición de un quinto mundo, como síntesis de todos los anteriores pero, sobre todo, como síntesis de las cuatro razas anteriores que ya están dando a luz al hombre y a la mujer del quinto mundo.
Cuando hablamos de la "mujer del quinto mundo" nos referimos a esta mujer que nace como síntesis de las cuatro razas, de los cuatro mundos. Esta mujer que trae como misión a la Tierra, el despertar, la espiritualidad, el recordar la belleza, el revalorizar la intuición, la creatividad y los valores de la transformación. Debe ayudar a su compañero a despertar, ya que el hombre necesita esta fuerza que la mujer le brinda.
La mujer del quinto mundo es protagonista anónima o no de este nuevo planeta que está naciendo, de este nuevo ser que está naciendo dentro de todos nosotros, y de la felicidad, que debe estar en cada una de nuestras células para favorecer la evolución.
No hemos venido al planeta para resolver qué profesión vamos a tener, o cómo ganamos más dinero. Esos son elementos necesarios, pero no suficientes para comprender el objeto de nuestra existencia. Como seres concretos que somos, precisamos de la materia alimentada, vestida, protegida, en un lugar digno y sano donde habitar.
Pero satisfechas esas necesidades, es imprescindible comprender nuestra esencia divina. Y esto se da a todo nivel: quien comprende la trama sagrada será mejor gobernante, será mejor economista, será mejor agricultor, mejor padre y mejor madre. Irá desarrollando el potencial y siendo aquello para lo cual hemos venido, es decir, verdaderos seres humanos.
EL CICLO DE LOS ANDES.
Los Himalayas, con su energía masculina, rigieron el ciclo anterior. Mientras los Himalayas entran en un ciclo de sueño, van entregando el conocimiento a los Andes, cuya energía femenina regirá el nuevo ciclo. Todo lo que rigió el ciclo anterior es entregado a los Andes que, transformándolo, lo vuelven a poner vigente desde la otra polaridad.
Con la espiritualidad regida por la energía femenina de los Andes, se favorece la comprensión sin intermediarios: que cada uno sea su propia sacerdotisa o sacerdote para comunicarse con el Gran Espíritu.
Este fenómeno era conocido para los indígenas de sabiduría, así como para todas las espiritualidades naturales -como la oriental- que en sus profecías se refirieron a estos tiempos de cambio.
El nuevo ciclo se manifiesta en hechos externos e internos. Si estamos atentos a nosotros mismos observaremos cómo estamos más serenos en la acción, cómo la intuición comienza a despertar y la creatividad necesita manifestarse. Es importante navegar a favor de esta fluidez energética, pues en realidad todos nos estamos transformando.
(*) La autora es educadora del Movimiento Pachamama Universal.
Para conmemorar Nuestra Historia!!... no por el odio, no por el ojo por ojo y diente por diente que nos enseñaron... sino para recordar nuestras raíces, para curarlas, revitalizarlas y volver a florecer!!!
Recuperemos la sabiduría ancestral, recuperemos lo que por herencia real nos pertenece: el contacto espiritual con lo Divino de la Naturaleza, de nuestra Pachamama, del Tata-Inti, de Viracocha y Pachakamac!!!.... Jallalla Abya Yala!!! Jallalla Pachamama!!! Jallalla Warmi Pachakuti!!!
Encuentro en Cajamarca Letra y Música: Víctor Heredia
Creo en mis Dioses, creo en mis Huacas Creo en la vida y en la bondad De Wiracocha Creo en Inti y Pachakamac
...Como mi charqui, tomo mi chicha Tengo mi coya, mi cumbi Lloro mis mallquis, hago mi chuño Y en esta pacha quiero vivir Tu me presentas, runa Valverde Junto a Pizarro un nuevo Dios Me das un libro que llamas Biblia Con el que dices habla tu Dios Nada se escucha, por más que intento Tu Dios no me habla, quiere callar Por qué me matas si no comprendo Tu libro no habla, no quiere hablar
EXTRACTOS DEL LIBRO CAMINANTES DEL ARCOIRIS
El Retorno de Wirakocha y los Mitos del Desarrollo Atawallpa M. Oviedo
CAPITULO 2
WAKAKUE: AQUEL QUE MIRA EL SOL
Nunca sospeché que la pesadilla que había comenzado en la selva, fuese a durar más tiempo que la excursión, pero en verdad, solo fue el comienzo de un largo periplo en el cual día a día fui descubriendo más clara y conscientemente nuevas partes del que era. El domingo por la noche después de que terminamos el encuentro, ya en viaje de retorno a Quito me fue imposible dormir, llegué a mi casa en la madrugada del lunes sin siquiera poder adormilarme un poco. Ya en mi cama volví a tentar al sueño, necesitaba descansar para regresar a mis labores cotidianas, pero al rato entendí que la faena resultaría inútil. Me levanté y salí en dirección de las oficinas del Centro Yuyarina (Pensar Sabiamente) que había creado hacia poco, para desde allí reunir a nuevos caminantes interesados en el conocimiento ancestral de los Andes.
Cerca del mediodía comencé a sentirme francamente descompuesto, mi cuerpo se debilitaba y, aquellos horribles deseos de morir que me habían atacado en mi estancia en la selva, parecían querer regresar con mucha más potencia, sobre todo porque había dejado de ser un sentimiento para convertirse en una certeza. Supe que estaba en riesgo, que solo pidiendo ayuda tendría posibilidades de sobrevivencia y, con las pocas fuerzas que me quedaban llamé por teléfono a un familiar, para que me llevara donde una pariente curandera. Con huevo y velas, la mujer hizo sus primeros intentos de curación, luego me recostó en la camilla para armonizar mis centros energéticos y suavemente fui durmiéndome. Media hora más tarde me despertó explicándome que, en aquella dura batalla con la muerte, el miedo había desprendido mi astral y que ella con su terapia había logrado nuevamente restituirlo a mi cuerpo. Mucho más tranquilo, logré levantarme por mis propios medios; pero a pesar de mi franca mejoría, la curandera me aconsejó seguir un tratamiento.
Durante los días posteriores yo me volví terriblemente solitario y de humor inestable. No conseguía desprenderme de esos estados en que una profunda tristeza me llevaban a sentirme culpable y desesperado. No eran sentimientos diferentes a los que tienen todas las personas pero si tenían un grado de profundidad y conciencia que lograban apabullarme. Temía no tener coraje para resistir, temía a la locura y seguramente también temía a la muerte por lo que busqué una vez más la ayuda del Sol. Y como antes hiciera en la selva, lo esperaba sentado en mi jardín, para que esos rayos benéficos sanaran todo ese dolor acumulado, quizás de varias generaciones. Día a día iba viviendo diferentes estados emocionales, que me llevaban a una gran crisis física y energética. Pasé por la melancolía, la ansiedad, los celos, la envidia, la lujuria...; en realidad por todos los estados del ego. Cada uno fue abriéndose en mí y toda la memoria de la humanidad y de mis ancestros reflorecía alternativamente a mi alma. Todos me atrapaban hasta su estado máximo y me obligaban a reconocerlos y a descubrirme en cada uno de los actos impuros y miserables.
Tuve que sacar a flote todas las enseñanzas recibidas en mi camino espiritual con diferentes maestros, shamanes, curanderos, para poder mantenerme y no dejar que el miedo y la ignorancia se apoderaran de mí y me destruyeran más. Pero paralelamente se fue despertando mi conocimiento interior y aquello era la otra cara de aquello tenebroso y árido. Era como que podía vivir los estados más devastadores pero de allí mismo salía un poder para retroalimentar mi camino. Gracias a ese proceso de 10 años en el camino ancestral pude salir y reconstituirme de esos momentos traumáticos, caso contrario posiblemente hubiera devenido en alguien trastornado o me hubiera hundido más en mis penumbras. Pero quién guiaba todo eso y me daba la conciencia suficiente, era el Sol. Sentía como él se abría lentamente dentro de mí, como iba ingresando a mi vida e iluminando mi espíritu. Descubría como mi maestro interior se abría paso, y me daba las pautas justas para seguir despertando, a partir de ir transmutando mis culpabilidades, prejuicios y estereotipos.
Así pasé un mes, y cada día era una experiencia terrorífica y deslumbrante. A veces temía cada nuevo día y la idea de vivir un nuevo episodio me aprisionaba. La ayawaska continuaba actuando dentro de mí, abriéndose cada vez más por mis densidades y despertándolas. Unos días eran más fuertes que otros, llevándome a remontar lo que más podían y provocándome un gran delirio emocional. Algunas veces lloré y desesperado pedía ayuda a la vida, al Gran Espíritu, a quien pudiera terminar con ese angustioso proceso, pues parecía que nunca iba a terminar. No tuve a ninguna persona que pudiera sostenerme, solo el Sol me dio el soporte y la fortaleza para seguir, con la esperanza de que pronto terminaría la pesadilla.
Pasé el infierno y el cielo, con todas las críticas y lamentaciones de mi desgraciada vida. Solo veía como frustrante y decepcionante todo mi pasado, mis ancestros, a toda la sociedad en su conjunto. Pero al mismo tiempo, el Sol se iba paulatinamente acicalando dentro de mí, y surgía una persona más lúcida y profunda, que a veces yo mismo me admiraba de cuanto comenzaba a descubrir de la vida y sus misterios. Me levantaba presuroso cada mañana para recibir al Sol, luego cerraba los ojos sin perder la conexión con él, y se abrían las mas increíbles comprensiones y entendimientos a todo eso que vivía dentro de mí. Solo preguntaba algo e inmediatamente se clarificaba, era como un baúl de conocimientos al cual había que irlo dejando manifestarse. Venían informaciones de todo tipo, aún cuando al principio no alcancé a ver toda la importancia que ello conllevaba, pues mis miedos todavía generaban desconfianza en mi futuro.
De esta manera entré en una profunda relación con el Sol, es decir, mi sol comenzó a vibrar junto a él y en esa resonancia se abrían más perspectivas para mi vida. Mientras pasaba el tiempo, llegaban a mi vida personas que me conducían cada vez más, dentro de ese camino. Aparecían libros, artículos, informaciones sobre los Hijos del Sol. Surgían nuevos viajes al conocimiento solar y a todos sus secretos guardados en la memoria de todo cuanto había en la tierra. Cada encuentro parecía una coincidencia, como que simplemente era el azar, pero luego me di cuenta que detrás de todo ello estaba la conciencia solar que comenzaba a atraer todo tipo de llaves para abrirme al sendero solar. Era mi campo energético que se hacia más luminoso y me iba conduciendo paulatinamente a nuevas experiencias y a reencuentros muy particulares. Especialmente hubo uno trascendental para mi vida, cuando un día caminando por un valle cerca de Quito, me encontré con un sabio anciano.
Al principio me pareció alguien extraño y loco, pues miraba fijamente el sol por varios minutos y pensaba que se iba a quedar ciego, aunque por un momento pensé que en realidad era ciego para hacer lo que estaba haciendo. Pero había algo en él que me atraía y que me decía que no estaba ciego, luego de meditarlo por unos minutos decidí abordarlo.
-¿Qué está haciendo, por qué mira fijamente el sol?-.
El respondió que no estaba mirándolo sino viéndolo. Tal vez comprendiendo mi gesto de extrañeza, siguió diciendo.
“Descifro al Sol”.
Pero todavía sus explicaciones me resultaban demasiado herméticas y, como adivinándolo, comenzó a hablarme así.
“A cada momento las personas intentan detener a la vida, cuando en verdad lo que ellas deberían hacer, es no hacer nada, es decir dejar que ella pase y uno darle la mano. Es como el agua que fluye incesante, brota de manantiales, se filtra entre las piedras, y va hacia el mar. Si alguna vez intentaste que ella quedase en tus manos, ya sabrás que eso es imposible. El ser humano cree que el Sol se mueve y a pesar de que sabe que no es así, allí se queda, cuando su misión es girar su vida, teniendo como centro al Espíritu.”
Mientras esto me decía, en ningún momento el Anciano dejó de mirar la refulgencia solar y, como si sus rayos le fueran dictando las palabras, continuó diciendo.
“Te estaba esperando. Sabía que alguna vez la vida nos ofrecería este encuentro y aquí estamos, cumpliendo con esa tarea que ella nos tenía preparada. Muchos se sienten superiores al Gran Orden Unidiverso y, encaprichados en hacer su voluntad, traman en su contra. No entienden que así solo logran intranquilidad y desasosiego en su alma, para después enfermar al cuerpo. ¿Has observado a los nadadores profesionales?. Ellos han comprendido que no vale la pena ir contra los movimientos del agua. Han aprendido su ritmo y se mueven como peces casi sin mayor esfuerzo. En cambio aquellos que temen a las corrientes acuáticas siempre son presas del pánico y no será el agua, sino justamente el miedo y la falta de confianza lo que terminará ahogándolos. ¿Has comprendido?. Si en un agua correntosa el nadador se detiene de todas maneras será arrastrado y si la tierra detuviera su girar, los del otro lado se quedarían a oscuras. Y si tu quieres detener a la vida, ella ocurrirá de todas maneras”.
Sonreí, comenzaba a entender. Y el hombre, de pelo canoso y largo, barba blanca y flaco, bien bronceado y con apenas un pantaloncillo puesto; continuó.
“Si la vida dispone que alguien sea carpintero, suavemente le irá llevando hacia allí. Pero puede que él no quiera o sienta que no es agradable esa tarea, entonces la vida se encargará de demostrárselo. No, no es fatalismo ni imposición, solo es producto de un Orden establecido en el que todos estamos diseñados para un objetivo primordial. Si pones azúcar en un recipiente verás que poco a poco todo el líquido se irá endulzando en forma pareja y en la medida justa, porque todo aquello que exceda no será absorbido y quedará en el fondo.
Armonía y equilibrio eso es la vida. Como en un gran teatro cada uno tiene una función, un rol para el que ha sido asignado, debemos dejar que la vida se manifieste en nosotros y disfrutar con ese personaje que hoy nos ha tocado representar. Así como la naturaleza se permite los recambios estaciónales, de la misma manera debemos nosotros aceptar los diferentes estadios del alma e ir aprendiendo de cada uno de ellos. Aceptar con sabiduría, agradecer por cada momento vivido, sin descalificar a ninguno y continuar nuestro amoroso aprendizaje consciente, es el secreto de todo buen Caminante”.
Sus palabras se oían bellas, no obstante me preguntaba yo, cómo se lograría aquel estado. Percibiendo mis pensamientos él prosiguió.
“Aprende a ver, haciendo que tus sentidos se revelen en cada uno de tus poros. Vive profundamente este instante y este lugar. Déjate llevar en la conciencia de que eres uno más con el Todo. Ya no preguntes de que manera, solo hazlo como hacen los pájaros que a nadie preguntan cómo volar. Solo vive, solo hay que estar en la vida, no hay nada más que hacer, ni ser, ni tener. Ya tienes la vida y con eso tienes todo, no necesitas nada más. Con la vida se nos ha dado todo el poder del Creador, y lo único que necesitamos es Saber Vivir. Eso es el ver, jugar al juego de Kontixi o Gran Espiral de la Conciencia Infinita, y así en concordancia con el movimiento de la vida. Por esto tú me encuentras aquí; tú y yo hemos llegado desde quién sabe qué tiempos para nuestra cita. Se me ha pedido que enseñe a ver (resentir) la vida, se me ha dicho que debo guiar a los Exploradores Solares. Entonces eso hago, espero a que ellos lleguen, como has llegado tú, porque así estaba predestinado en los ciclos de la vida”.
Comencé a comprender, sabía que el Sol nuevamente me guiaba.
-Y quién es usted? -, pregunté.
“Soy un Wakakué, Aquel que mira el Sol”.
Respondió directa y concretamente. Yo hice un gesto incitándolo a que explicara que significa eso.
“El Wakakué es un Hijo del Sol, aquel que quiere ser como su padre: brillante, luminiscente, transparente, fulgurante en cada uno de los actos de su vida. Al mirar al sol tomamos su conocimiento y nos rellenamos con su energía para estar altivos y radiantes como el Señor Luminoso, y ahí podemos ver. El sol es la Luz Sagrada atrapada en la materia; de él dimana el orden divino, es fuente de la vida eterna. Aquí en la tierra nos preparamos para despertar nuestra conciencia solar como soles humanos para luego partir como seres solares en consciencia plena. ¿Cómo? A través del ver, que es simplemente mirar (Estar), sin Hacer Nada (Ama Ruray), sin Ser nadie (Ama Kay), y sin Ir a alguna parte (Ama Riy) .
Cuando los curas españoles, preguntaron a nuestros hombres de sabiduría cuales eran nuestros 10 mandamientos, nuestros sacerdotes les respondieron: tenemos solo tres, que en realidad es un solo: Ama Ruray (No Hacer), Ama Kay (No ser), Ama Riy (No Ir), es decir: Tiyay (Estar). Los curas no entendieron y trataron de interpretarlo a su manera católica, y dijeron: No Hacer, los indios quieren decir: No trabajar, es decir: No seas vago (Ama quella). No ser (Ama Kay), los indios quieren decir: No existir nada, es decir: No mentir (Ama Llulla). No ir (Ama Riy), los indios quieren decir: No correr, es decir: No Robar (Ama sua). Los curas católicos cambiaron totalmente el sentido y transformaron nuestros 3 principios básicos de: Ama Ruray, Ama Kay y Ama Riy, en 3 mandamientos católicos: Ama quella, Ama llulla, Ama sua; que luego los popularizaron y que hoy lo repiten equivocadamente, casi todos los hermanos andinos. En el mundo han existido y existen 2 tipos de pueblos: la civilización del ser y la cultura del estar, esa es la diferencia básica entre unos y otros. Los pueblos del estar dicen: No hago la vida, no soy yo, no vengo ni voy, y solo están viviendo, siendo, existiendo, aquí y ahora, no mas. Los pueblos del ser dicen: Yo soy el productor, yo soy la medida de todo, yo soy el centro; que es lo mismo que decir, yo soy rico, yo soy inteligente, yo soy libre.
Nosotros hemos comprendido, que la vida es el arte del equilibrio y la armonía; el misterio de aprender a vivir en unión complementaria. Este es el Camino del Sol Andino, o conocido en lengua kichwa (quichua de Ecuador) como Tawantin: La unión de los 4 elementos y las 4 direcciones: los cuales generan 6 relaciones y la unión en el centro (K'intu) de todos ellos: Yanantin, Tinkunakuy, Masintin, Awkanakuy, Aynintin, y Mink'anakuy. Estos poderes son los que estamos puliendo, y que necesita la humanidad para seguir su camino de regreso a la Luz. Hoy está detenido y debe continuar, pero ello solo es posible en el equilibrio y la armonía. Pasamos de extremo a extremo de aprendizaje para posteriormente interiorizarlo a través de la reconciliación, y así continuamos tejiendo en el Gran Infinito. Comprendes tu?.”
Hice un gesto de afirmación y presté más atención a lo que me decía.
“Todos quienes habitamos en este sistema somos seres solares porque estamos constituidos de energía solar. Cada gota de sangre que tienes, cada planta que ves, cada aire que nos acompaña, cada sentimiento está impregnada de la conciencia solar. No hay nada más que seres solares en distintos grados y estados de vibración solar, habitando en distintos planos y dimensiones de este unidiverso solar. La luna, las plantas, las bacterias, los átomos, todos están imbuidos del poder del Sol, sin él no seria posible esta forma de existencia, sin su presencia no estaríamos en estos cuerpos que hoy tenemos. El sol mantiene la vida y los otros elementos sostienen la vida, todos necesarios e importantes para la existencia de Todo.
Gracias a su radiación se fecunda la naturaleza, se despeja nuestro pensamiento, el hombre deviene sabio. La estrella que nos alumbra todo lo ve, nada escapa a su acción ni a su influencia; es el ojo de Dios. Percibir la luz significa esclarecerse, con ella llega el conocimiento. Para los hombres de todas las épocas ha existido una relación indisoluble entre el sol, la luz y el tiempo. En todas las culturas antiguas, el astro luminoso ha precedido cada día y ha instaurado las edades del mundo. Entonces, la función de un Wakakué es mirar al sol para escuchar los mensajes del Maestro Iluminado, recoger sus enseñanzas y transmitirlos a los exploradores solares. Amplificar la conciencia solar para florecer el sol interior de cada uno”.
Sus palabras sonaban profundas y convincentes, pero había algo que no me funcionaba, pues cualquier persona que mirara unos cuántos minutos al sol se podría quedar ciega.
-¿No tiene miedo de quedarse ciego?-, pregunté.
“Todo en la vida es un arte, y el artista tiene que afinarse paulatinamente, así su instrumento entonará las más tiernas melodías del cosmos. Aquél que recién se inicia en este arte, debe comenzar de manera muy suave y paulatina su contacto con la Luz Suprema. Luego de meses y hasta de años de entrenamiento, sus ojos obtendrán la destreza para que sus ojos dancen sin prejuicios y miedos en toda la magnificencia del espectro de luz.
Hoy, la mayoría de personas no pueden mirar al sol y por eso no pueden ver lo sagrado. Su densidad interior es tan pesada, que el más mínimo rayo de luz les afecta. Es como cuando alguien ha pasado mucho tiempo en un espacio cerrado y sale a la luz, evidentemente la luz le provocara ardor y preferirá la oscuridad. Eso es justamente lo que hoy viven casi todos los seres humanos, por eso es que no pueden abrirse a la luz y prefieren seguir en la queja y los sufrimientos, en donde de alguna manera se sienten cómodos y seguros. Es exactamente igual a lo que te ha venido sucediendo, al momento que tu interno salga de la oscuridad, en ese momento podrás ver la claridad en todo su esplendor y magnificencia, es decir, podrás vivir en un nuevo campo vibratorio”.
Me quedé sorprendido de esa afirmación y pensé que tal vez se refería a mi vida en forma general y no a mi experiencia con la ayawaska. No dije nada y me concentré en escuchar cuanto me decía.
“La luz es una onda vibratoria, tiene una característica específica de energía refinada, y solo puede ser observada por una conciencia igual. La mayoría solo puede mirar los colores del arco iris, pero no pueden mirar los rayos infrarrojos, ultravioleta, rayos x, gama y las ondas. Los ojos son las ventanas del alma, y a medida que tu alma se desintoxique de emociones estancadas, en ese momento podrás ver más y cada vez más claramente, es decir, ver más allá de lo que aparente es, o de lo que no quieres ver. Si tu conciencia se purifica, vas a entrar en otra frecuencia y podrás descubrir nuevos secretos y encantos de la vida. Hoy solo puedes mirar la vida hasta el nivel de tu conciencia y crees que eso es la realidad, pero en realidad solo es un espejismo del ego. Por ahora solo ves la vida desde lo material y no puedes ver todavía desde lo espiritual. Solo quien puede ver la vida desde lo espiritual puede ver lo sagrado en todo.
Antes que los científicos descubrieran los otros rayos, se pensaba que solo habían siete, ahora creen que solo hay los que han descubierto, pero hay muchos más, los ultra de los ultra. Y eso es muy difícil que lo vean con aparatos mecánicos, eso solo es posible con los ojos del alma, y tú tuviste la oportunidad de ver esos otros colores a través de la ayawaska. Por lo que, los científicos también viven limitados en comprender y entender lo que es realmente el Gran Orden Unidiverso, Pachakamak, y de ahí sus prejuicios y estereotipos, especialmente con las personas que tienen ciertas sensibilidades, que los laboratorios no pueden medir”.
-Entonces, el Wakakué es el que práctica la medicina del alma?-.
“De la misma manera que hay quien práctica la medicina herbolaria, o la sanación a través de las Plantas Sagradas, o invoca espíritus de lagos, montañas, piedras, o los que trabajan con sonidos para lograr trance o sueños; el Wakakué mira y ve ( siente) el alma. Pero el Wakakué no es solo médico, y en los términos que el mundo civilizado concibe al médico o psicólogo en forma separada. Sino que es todo ello: artista, matemático, danzante, astrónomo, sacerdote. Está en todas partes y en una sola, pero eso solo lo logra si está en equilibrio, pues sino significa que está en un extremo, y ahí no hay la totalidad sino la perspectiva limitada. Quien tiene un poder tiene una debilidad, esa es la ley de la vida. En todo hay su complementario, pero solo quien vive en armonía esta en el Orden Natural, y no en sus extremos. Hay muchos maestros pero pocos llegan al equilibrio, ese es uno de los estados de maestría más difíciles de lograr. Es la armonía entre el hacer y el no hacer, entre el ser y el no ser, entre el deber y el no deber, entre el tener y el no tener. Pero para ello hay que conocer y dominar los dos extremos, luego de lo cual el equilibrio es normal.
El unidiverso necesita cambiar para seguir existiendo si no, ya no sería vida. La única constante es el cambio, lo que no significa que el cambio es desarrollo, simplemente cambio. El agua vaporizada no es más desarrollada que el agua congelada, es simplemente otra manifestación de su existencia. Así la vida va cambiando por diferentes estados, en forma cíclica y espiral, en parejas complementarias: avanza y retrocede, sube y desciende, se abre y se cierra; y siempre retorna en forma diferente y cada vez recreada de otra manera”.
-¿No somos mas desarrollados que el hombre de las cavernas?.-
“Exactamente, no somos más desarrollados solo diferentes, pues lo único que nos diferencia es el nivel de conciencia, y eso no necesariamente tiene que ver con tiempo o época. Más bien, quien está más alejado de una vida natural está en un nivel de conciencia inferior. Por lo que el hombre moderno está más desprotegido que el hombre de las cavernas; él está más desolado en su mundo encajonado de máquinas, que ese hombre que se sentía pleno en la inmensidad del cosmos. No porque hoy existan grandes científicos estamos más desarrollados. Habrá más tecnología pero no más conciencia, es decir, mientras más superficial es la vida la conciencia es más pobre. Simplemente hoy se ha creado otro mundo pero sigue existiendo el dolor, el hambre, el amor, los sueños, la paz. Eso sigue latente en todas las culturas y en todos los tiempos, pero las formas de reacción son diferentes, y el hombre de las cavernas estaba más realizado que este hombre de los computadores. Por lo que todo es relativo y no se puede decir quienes estuvieron mejor o peor, a como en forma arrogante hoy muchos se creen superiores a sus ancestros y a los pueblos que viven lo más naturalmente posible; como una manera de justificar su solitaria existencia.
La diferencia entre los humanos no está entre vivir en una caverna o en castillos en el aire, sino en quien vive la naturaleza de la realidad o la ilusión de la realidad; entre quienes han creado un sistema social en correspondencia con el Orden Cósmico, y quienes con el Orden Ilusorio; entre quienes viven en el mundo creado por el Supremo Poder de la Consciencia Infinita, y quienes viven en la isla de la fantasía creado por el poder supremo del Stok Market. Incluso podríamos decir que ese hombre salvaje de las cavernas estaba más próximo a la realidad del Orden Unidiverso Complementario, al contrario del hombre civilizado que vive en el orden de la ficción. Hoy ellos tienen más desventajas, pues están en un mundo artificial, el cual les aleja más de la esencia de la vida, para solo vivir una idea o una realidad virtual, de lo que es la existencia. Para ellos, el mundo natural es salvaje y atrasado, para nosotros su mundo de disneylandia es bárbaro y alucinado; esa es la gran diferencia.
Me recuerdo de mis amigos de la amazonía de Ecuador que vivían alegres, en armonía y equilibrio con su medio por miles de años, hasta que en los años 50 llegó la civilización del petróleo y se terminó su dicha. Con la civilización llegaron las máquinas que talaban los árboles y la tierra se volvió desierto, salía el oro negro y se regaba por los ríos, matando los peces y todo lo que tenía vida. Con las compañías norteamericanas e inglesas llegaron también las llamadas enfermedades blancas, aparecieron los poblados con escuadrones de policías, militares, sacerdotes, prostitutas... Y todo ese verde valle en menos de 30 años se transformó en humo, muerte, desolación, miseria para sus eternos habitantes; mientras los bancos extranjeros se inflaban de riqueza, poder y gloria, por los siglos de los siglos, amen... Es decir, la historia se repitió desde cuando llego la civilizada realeza de España, solo que esta vez era la realeza inglesa de Gran Bretaña y la realeza inglesa de Estados Unidos de América, las que venían trayendo más de su sagrado progreso y de su bienamado adelanto. Todos nosotros hemos sido testigos de todo ello, y hemos vivido ese mito de occidente todo este tiempo, y lo seguimos viviendo hasta nuestros días.
Pero algunos hermanos europeos ya se han dado cuenta a donde les llevaron sus sectores de poder y están queriendo retornar a una vida natural y sana. Ya no quieren seguir siendo súbditos de la realeza, en todas sus variantes. Si no pregunta a la gente que vive en los autodenominados países desarrollados y primer mundistas, si están de acuerdo y felices con su modo de vida. Más bien, por el contrario están queriendo retornar a un modo de vida natural, están cansados de la polución, de las enfermedades, del stress, de la forma de vida artificial y plástica... Pregunta a Greenpeace, a Sea Sheperd, America’s Foret, a los Partidos Verde, a los productores biológicos y demás grupos ecologistas, humanitarios y culturales, si quieren más progreso, o por el contrario quieren volver a un sistema natural; y más bien ponen de ejemplo o de referente a nuestros pueblos ancestrales, como un modelo de vida sano. Ese es el engaño de la civilización, mientras más civilizado te vuelves eres más infeliz, y por el contrario, mientras más natural te vuelves entras más fácilmente en el Orden de la Creación. Mientras más cubres tu cuerpo, más enfermo estás. Mientras más encerrado estás, te vuelves más indefenso a las bacterias. Mientras más comes cosas artificiales, más frágil estás. Mientras más necesidades por satisfacer tienes, más desesperado estás. Mientras más trabajas, cada vez te falta más dinero. Mientras mas tienes, crees que algo más te falta; así de contradictorio y ambiguo es todo ello.
Entonces, no hay desarrollo ni progreso solo un diferente punto de vista de ver. Puedes mirar tu pasado como algo trágico, o puedes ver lo mismo como algo anecdótico y te ríes de todas las locuras que hiciste. O sufres o te ríes, con lo mismo que hiciste. El momento en que te ríes de todo lo ridículo, ya no sufres sino que estás en amor. En la vida humana solo hay el sufrimiento o la alegría, no importa la cantidad de filosofías, ciencias, conocimientos, religiones si no puedes ser feliz. Pero no todo maestro es feliz, en realidad solo el antimaestro es verdaderamente feliz, porque sabe que está loco, mientras los otros creen que no lo están. El antimaestro ve en todo un chiste y se ríe de lo más mínimo, porque él sabe que no queda otra cosa más que hacer, sino reírse de este mundo increíble y maravilloso”.