domingo, 26 de diciembre de 2010

M. PACHAGUAYA MAMANI - Circulo de Abuelos Sabios

Mensaje de uno de los abuelos sabios dandonos a conocer que debemos de hacer, como debemos caminar nuevamente por nuestras tierras.

MARIANO PACHAGUAYA MAMANI

Nació en 1932 en Rosapata, cantón Tiwanaku, provincia Ingavi. Pertenece a una familia ancestral de amautas y sumos sacerdotes Aymaras. Desde hace 5 años ya no preside el Consejo de Amautas que realizan la ceremonia del Inti Raymi en Tiwanaku para el 21 de Junio, en el convencimiento de que los jóvenes deben aprender y ocupar los lugares de más alto honor como milenaria continuación. Desde entonces empieza su camino junto a los abuelitos sabios para transmitir sus enseñanzas a todos sus hermanos del planeta.

jallalla!

jueves, 23 de diciembre de 2010

DOCUMENTAL: KAMIRI LAKA - Comunidad Aymará de Tacna - Perú

Interesante documental que muestra las costumbres que se recuperan en nuestra hermana comunidad de Kamiri-Laka.
Algo hermoso es la participación de los jóvenes, conservando su identidad!!.


martes, 21 de diciembre de 2010

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Sabiduría Ancestral Amawtica

Dr. Fernando Ergueta - Amawta - Sacerdote de Tiahuanacu

conferencia del Dr. (Abogado) Fernando Ergueta, en el Congreso El Despertar de la Nueva Conciencia en Barcelona.

Ergueta es originario de Bolivia pertenece a la cultura Aymará y es sacerdote de las comunidades del Tiahuanacu

Tiahuanacu es una milenaria ciudad mística de peregrinación eterna es un centro ceremonial desde los tiempos de Chamajpacha (tiempo de la oscuridad) hace 15.000 años, está ubicada cerca del lago Titicaca.


La Cultura Aymará, una de las culturas más antiguas de América cuyos conocimientos permanecen vigentes desde hace miles de años.

Fernando Ergueta fue iniciado a temprana edad por los sabios de su pueblo en la antigua Escuela Filosófica Andina Amawtica Choquepajcha . Desde entonces ha procurado continuar con su tradición, en la búsqueda del conocimiento de sus antepasados y con su misión sagrada como amawtista.

Es autor de libros, estudios y artículos relacionados con el amawtismo, que es la ciencia relacionada con la esencia filosófica de las culturas ancestrales; del tawantinsuyo, y el indianismo. Ha participado en actividades culturales, debates, foros, talleres y conferencias en diferentes países.

¿Qué es el chamanismo para usted?

El chamanismo es una forma auténtica de expresión cultural del conocimiento humano universal, sus orígenes se pierden en la oscuridad de los tiempos.

En realidad, en la cultura aymara algunos amawtas son chamankis (chamanes), pero no todos.

Estos son los sabios que trabajan en la procura del conocimiento, y sus prácticas y curaciones van más allá de la simple lógica y de la realidad concreta.

Existen dos tipos de amawtas, unos que son los chamakanis y otros los akhamanis.

Yo soy un akhamani y mi práctica y conocimiento está inspirada en la luz y en la verdad.

Respeto a mis hermanos que han adoptado el chamanismo para procurar su camino misional, sin embargo el tiempo de la oscuridad está terminando y nos predisponemos junto con la madre Tierra, la Pachamama, hacia un gran cambio, el paso hacia el nuevo sol, un movimiento cuántico que afectará a todos los hijos de la Pachamama.


¿Cómo y por qué se hizo amawta?

Me hice amawta a partir de mi identidad y de mis conocimientos.
Desde muy temprana edad fui bautizado por los sabios de Tihuanaku en un templo denominado Choqe Pajcha.

Me sentí honrado y procuré durante toda mi vida seguir en la búsqueda del conocimiento que dejaron nuestros antepasados.

A pesar del encuentro con el conocimiento occidental, durante gran parte de mi vida y tras salir de la universidad continué con mi misión sagrada: la de seguir con el amawtismo.


Explíquenos en qué consiste su labor

Soy un mensajero de los Andes, traigo el mensaje simple del amor y del respeto a la Pachamama, he procurado ir transfiriendo ciertos sellos y conocimientos de la cultura tihuanacota, hasta donde me permiten mis ancestros y mis maestros.

He viajado y peregrinado por muchos lugares del mundo, buscando y formando círculos de hombres y especialmente de mujeres, porque es el tiempo de la elevación de la energía femenina, es a partir de esta premisa que mi tarea misional se ha patentizado.

Creo que los seres humanos deberían recuperar su sentido ceremonial y su respeto hacia la creación.

Yo he intentado recuperar el poder que tenemos los seres humanos respecto a la conexión con la energía de la madre tierra, de enseñar la forma de agradecer a la madre sobre los beneficios amorosos que recibimos de ella, y de honrar cada momento cósmico de su camino comunitariamente, especialmente desde el Aphu de Montserrat, que es un lugar sagrado en el que se está abriendo y trabajando un portal.

¿Qué es la enfermedad? ¿De dónde proviene?

La enfermedad para los maestros kollyris, para los kallawayas y médicos de mi tradición, es un proceso de desequilibrio energético humano, es el final de un camino, es también un aviso de llamado urgente para la reflexión.

Existen enfermedades con orígenes muy profundos y diversos.

Existen enfermedades que se generan a partir de la negación constante de la persona a sí misma, como el alzheimer, o la pérdida del alma, más propiamente del khamasa de la persona.

Esto quiere decir la pérdida o el divorcio de la energía divina con el cuerpo y con el campo áurico de la persona, esto produce una baja muy severa en las defensas del cuerpo y puede producir la muerte.


Entonces, ¿cómo cura a una persona enferma? Explíquenos cómo trabaja.

Para los procesos de curación de la personas se pueden usar diferentes medios, existen enfermedades producidas por el simple distanciamiento de la persona con la energía de la tierra.

Los bajones de autoestima de las personas pueden producir severos trastornos de personalidad, ansiedad, cansancio mental.

El uso excesivo de la lógica produce también procesos severos de caída energética, que pueden desembocar en enfermedades tan graves como el cáncer.

La negatividad de la persona puede generar y ser el origen y puerta de entrada para estas enfermedades.

Existen en la actualidad muchas plantas de poder para curar y prevenir enfermedades para la nueva humanidad, también la naturaleza humana está cambiando, especialmente el ADN de niños y jóvenes.

Se puede avistar que hasta finales de esta década, algunas de las temidas plagas de la humanidad desaparecerán y otras las sustituirán.

Ojalá que para este tiempo se pueda dar mayor uso a estas plantas de poder que por ahora son tan misteriosas y usadas a baja escala, especialmente por curanderos de pueblos originarios.


¿Qué piensa sobre el tiempo que se avecina? ¿Sobre el llamado devenir del 2012?

Creo que los cambios son inminentes, tanto en el plano físico como en el espiritual.

Los pueblos originarios de América son concientes de que las leyes de la naturaleza están mutando, las tierras están siendo menos productivas y los cambios del clima cada vez más drásticos.

La Tierra se ve afectada, los animales están confundidos, de igual forma las plantas y los sistemas ecológicos en general están siendo afectados por esta inestabilidad.

Nuestros sabios y las escrituras pétreas de Kalasasaya en Tihuanacu, nos dicen que los tiempos se acortan y que la Pachamamita está yendo hacia un gran cambio.

Existe un gran movimiento humano espiritual espontáneo en muchos puntos del planeta; por ello, cada uno de nosotros debemos ser concientes de este ascenso de la conciencia.

Los pueblos quechua y aymara no ven los cambios de forma apocalíptica, como son transmitidos por los medios de comunicación.

¿Quiénes son los niños Índigo, Cristal y Maya en la tradición andina?


Dice nuestra tradición ancestral que los niños Índigo, Cristal y Maya, son los viejos espíritus de los Gigantes buenos y sabios, que hace miles de años poblaron la tierra.

Son el espíritu de la estirpe de los Chullpas que están retornando para terminar su tarea misional sobre la Madre Tierra, en especial el de las mujeres que son, las poseedoras de los arcanos de la vida, conectadas con la energía telúrica de la Pachamama.

Esto está escrito en la criptografía del plexo solar de la monolita Pachamama de Tiwanacu.

¿Quiénes son los niños Maya?

Son los más fuertes y sabios de esta estirpe, son aquellos a los que los denominamos Wawas Mayas (Los primeros y los únicos) se les dice también Amayas de los primeros y los últimos.

Son todavia Wawas o bebés, sin embargo son seres altamente espirituales y sabios, equilibrados y armónicos con la naturaleza.

Están conectados a la energía de la Madre Tierra (Manka Pacha) y a la energía Cósmica Divina (Alajh Pacha).

A mi modo de ver la escuela Amawtica de Warisata a orillas del Sagrado Lago Titicaca, fundada por el Jacha Amawt'a Avelino Siñani en los años 1931 al 1940, cuando empezaba la Era de Acuario fue la primera en el continente que trabajó con niños y jóvenes índigos

En la mística tiwanacota, se piensa que la generación de los Maya, están viniendo para servir de guía a la humanidad, para enseñar el camino del cambio hacia una nueva conciencia planetaria.

Son los guías espirituales y van a establecer las nuevas leyes de la divinidad, porque su conexión con la energía femenina les da la capacidad de catapultarse hacia el futuro.

Los niños Maya son muy sensibles, son la generación del tiempo de la luz. Todo será provisto para que vayan enseñando los conceptos nuevos, del nuevo tiempo del Jacha Uru.

De hecho la Madre tierra se está reconectando con sus hijos, posibilitando cumplir esta misión.

¿Cuál es la meta de la Escuela Filosófica Amawtica?

Enseñar y recuperar el Amawtismo, el conocimiento de la armonía y del equilibrio, potenciar y fomentar la espiritualidad de nuestros Achachilas, entendido como el sentido de conectarse con la esencia de uno mismo y con su ser interno (Khamasa) hacia la totalidad del Universo o el Tajpacha.

Proveer herramientas de desarrollo personal, basadas en la espiritualidad Andina y la intra-interculturalidad a partir de la identidad.

El Amawtismo es una forma de vida, más que una religión, es una forma de organización social, basada en el comunitarismo. Enseña a mejorar y optimizar el estado físico como emocional de las personas, a desarrollar y despertar las potencialidades adormecidas por el uso excesivo de la racionalidad, elevando el poder espiritual, tanto de adultos como de los niños, niñas y jóvenes.

Está abierta a todos sin distinción de ideologías, credos, etnias ni razas, es universal.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Malas hierbas 1 – Monsanto 1: mapa con los avances de las plantas resistentes a los herbicidas de los transgénicos

“Es la AMENAZA MÁS GRANDE A LA AGRICULTURA INTENSIVA que hemos visto”
Andrew Wargo - presidente de Arkansas Association of Conservation Districts

“En Estados Unidos los agricultores han tenido que abandonar cinco mil hectáreas de soja transgénica y otras cincuenta mil están gravemente amenazadas. Este pánico se debe a una “mala” hierba que ha decidido oponerse al gigante Monsanto, conocido por el ser el mayor predador de la tierra. Insolente, esta planta mutante prolifera y desafía al Roundup, el herbicida total a base de glifosato, al que “no se resiste ninguna mala hierba”
Sylvie Simon - periodista de Altermonde-sans-frontières

“La industria de biotecnología nos está llevando hacia una agricultura más dependiente de los plaguicidas cuando TENEMOS QUE IR EN LA DIRECCIÓN OPUESTA”
Bill Freese - analista de Política Científica del Center for Food Safety en Washington

Desde el año 2000 se está librando una batalla en los campos de EEUUprincipalmente, pero también en Australia, China y Brasil de la que apenas se nos está informando pero de tal trascendencia que puede condicionar la agricultura del futuro.

En este enlace del New York Timesdel 6-5-2010 vemos un mapa interactivo de EEUU y comprobamos que en estos últimos años, del 2000 al 2009, sin prisa pero sin pausa,las “malas hierbas” están comiendo terreno a los herbicidasde la empresa Monsanto que controla más del 90% del mercado de semillas transgénicas y convencionales.

Monsanto convenció al mundo de que el Roundup, el herbicida a base de glifosato,era un producto químico “milagroso” para los agricultores: fácil de usar, muy eficaz porquenada se le resistía, seguro para trabajar con él y que se descompone rápidamente reduciendo su impacto ambiental.

Las ventas se dispararon a finales de 1990 y posteriormente Monsanto creó su marcaRoundup Readyde semillas modificadas genéticamente con el propio pesticida que permitía así a los agricultores rociar sus campos de aerosol para matar las malas hierbas, dejando el cultivosano y salvo.

Hoy en día,los cultivos Roundup Ready representan alrededor del 90% de la soja y el 70% del maíz y el algodón cultivado en los Estados Unidosy es este volumen inmenso de campos y la dependencia del país en ellos lo que está tambaleándose, porque desde el año 2000 los agricultores advierten que la promesa de resistencia era falsa y que se ha creado una supermaleza que tolera estos productos.

Entre las primeras malas hierbas destacaba el amaranto, con toda su carga simbólica por ser una planta sagrada inca, pero en la actualidad existen otras 10 especies resistentes, como la cola de caballo gigante, en por lo menos 22 estados y afectan, según las estimaciones científicas, a de7 a 10 MILLONES DE HECTÁREASde las 170 millones sembradas con maíz, soja y algodón.

Los agricultores no saben que hacer y han surgido 4 opciones:

1. La mayoría está usandomás y más pesticidascon el consiguiente coste económico y medioambiental, contaminación de la tierra y el agua.

“Si tenemos que añadir otro producto con el Roundup para matar las malas hierbas, entonces ¿por qué estamos comprando el producto Roundup Ready?”
Steve Doster, un agricultor de maíz y soja en Barnum, Illinois

2. Algunos empezaron aarrancar a mano las malas hierbaslo que es inviable porque estas plantas son muy difíciles de arrancar.

3. También se estánabandonando cultivos

4. La opción devolver a la agricultura natural, “la de antes”, está siendo replanteada por miles de agricultores

“Tenemos que controlar las malezas y las plagas a través de procesos naturales sin productos químicos tóxicos”
Anna Lappé, fundadora deSmall Planet Institute

“Las supermalezas podrían disminuir el entusiasmo de la agricultura estadounidense en algunos cultivos genéticamente modificados. La soja, el maíz y el algodón que están diseñados para sobrevivir fumigación con Roundup se han convertido en estándar en los campos de América. Sin embargo, si el Roundup no mata las malezas, los agricultores tienen pocos incentivos para gastar el dinero extra para las semillas especiales”
William Neuman enNew York Times

Eneste artículose ha recogido la opinión y soluciones de expertos (un biólogo, un agricultor, un profesor de agronomía, un escritor de renombre …) e implicados en el tema pro y anti-transgénicos.

Unos dicen que estamos ante un problema a resolver mejorando los productos químicos porque “el herbicida es tan importante para la producción mundial de alimentos como la penicilina es para la salud humana“, pero otros aseguraban que se veía venir y que no se necesitan productos aun más tóxicos sino CAMBIAR EL SISTEMA AGRÍCOLA.

Podéis leer sus interesantes opiniones en inglés y aquí traducimos las deMichael Pollan, autor de “Un detective en el supermercado“, que comentamos eneste artículo, y “Food Rules” y asesor de la Casa Blanca en alimentación sana y agricultura.

SABÍAMOS QUE IBA A LLEGAR
¡Qué sorpresa! ¡Malezas resistentes al Roundup han aparecido en los campos rociados con Roundup! ¡Sorprendente!

En realidad, la sorpresa hubiera sido si estas malezas no apareciesen – sólo dudábamos de cuando iba a ocurrir. La teoría de la selección natural predice quela resistencia aparecerá cada vez que se intenta erradicar una plaga o una bacteria con un enfoque de mano dura. Y, de hecho, el surgimiento de malezas resistentes al Roundup fue predicho por Marion Nestle en su libro del 2003 “Safe Food” y por Union of Concerned Scientists. En ese momento, Monsanto rechazó tales predicciones por “hipotéticas”.

Estas son las lecciones que se pueden extraer de esta historia:

1. Un producto como la soja Roundup Ready no es, como a Monsanto le gusta decir, “sostenible.” Como cualquier otro de estos enfoques industriales a un problema agrónomo – al igual que cualquier pesticida o herbicida – éste es sólo temporal, y destruye las condiciones de los que depende. Por suerte para Monsanto, la eficacia de Roundup duró casi exactamente el tiempo que su protección de patentes.

2. Los cultivos genéticamente modificados no son, como Monsanto sugiere un nuevo paradigmabrillante.Es un círculo vicioso en el que se engancha al agricultora una solución química que debe ser actualizada cada pocos años, ya que pierde su eficacia.

3.Los monocultivos son en si mismos algo precario. El éxito de los cultivos Roundup Ready ha sido su perdición. Como muchas hectáreas se sembraron con la misma semilla, y se rociaron con el mismo producto químico, la resistencia no tardó en llegar. La sostenibilidad a largo plazo está en la biodiversidad y no en plantar todos los campos con la misma clase de semillas.

Malas hiberbas 1 – Monsanto 1.Se ha ganado una batalla, no la guerra pero el enfrentamiento continua como unaguerra de guerrillasporque las corporaciones con su avaricia, ceguera tecnológica y soberbia humana, nunca habían contemplado el factor sorpresa y poderoso de la Madre Naturaleza.

Lo que no han conseguidolos ecologistas, loscientíficos independientesde los lobbys o los periodistas comprometidos comoMarie-Monique Robin, autora de “El mundo según Monsanto”, lo van a conseguir las hierbas.¿MALAS HIERBAS O HEROÍNAS?porqueel glifosato al que se han resistido es tóxicopara la salud humana y alguien lo tenía que parar.



Continuar leyendo en El Blog Alternativo:http://www.elblogalternativo.com/2010/12/04/malas-hierbas-1-monsanto-1-mapa-de-los-avances-de-las-plantas-resistentes-a-los-herbicidas-de-los-transgenicos/#ixzz17wlJczTG

viernes, 10 de diciembre de 2010

LA SEMILLA

Las semillas, patrimonio de la humanidad, empiezan a ser propiedad de monopolios corporativos. Se venden semillas patentadas, geneticamente modificadas para que no vuelvan a germinar
Lo que obliga a los campesinos a comprar semillas cada año. Semillas diseñadas para necesitar más pesticidas y fertilizantes elevando la producción a precios insostenibles.
En India los campesinos se ven obligados a vender sus tierras por su endeudamiento con las multinacionales.Más de 200.000 campesinos se han suicidado presas de la desesperación, muchos tomando los propios fertilizantes que les venden las multinacionales



La esencia se encuentra en la biodiversidad.




"LA SEMILLA"

Cuidemos de la Madre Naturaleza que es la fuente de nuestra riqueza
La alimentación, la cosecha como ella la creó y
no como sus avariciosos hijos quieren que sea
Entre todos hermanos, la estamos destruyendo
Y nos estamos matando entre nosotros
Este es el momento de que alcemos la voz ante la injusticia

Yo soy un campesino indio, aquí estoy al borde del suicidio
Porque hoy son días de castigo. Me robaron todo lo que trabajé pa mis hijos
Es mi camino. Es mi destino. No sé pero vivir aquí ya no tiene sentido
ASESINOS DE LA VIDA, son asesinos porque vienen a destruirnos

Ellos tienen la plata, creen tener poder
Ellos no tienen nada, querrían tener poder
Sólo la Pachamama tiene ese gran poder
Son días muy locos y aun está todo por ver

Ellos tienen la plata, creen tener poder
Ellos no tienen nada, querrían tener poder
Sólo la Pachamama tiene ese gran poder
Son días muy locos y aun está todo por ver

La esencia se encuentra en la biodiversidad
Por eso los colores, olores, sabores
Pedirle al campo que sea todo orégano es pedirle a la rosa que carezca de pétalos

La esencia se encuentra en la biodiversidad
Por eso los colores, olores, sabores
Pedirle al campo que sea todo orégano es pedirle a la rosa que carezca de pétalos

Ellos tenían un sueño, tú se lo robaste
Hicieron una siembra y tú la cosechaste
Ponte tú en su lugar
Tú no eres capaz de admitir todo el mal que le has hecho
Míralo a los ojos a ver si no tienen derecho
Obsérvalo, ellos no tienen dinero como vos
Pero son humildes con un gran corazón
MAXIMA GANANCIA, MINIMO COSTE
Y como siempre la ignorancia del Norte
Tu adoras su fragancia y yo huelo a muerte
Y ya no pueden silenciar nuestras voces
Es pasividad, es complicidad
Si el sistema falla se tendrá que reparar
En tus manos está el cambio real,
Gota tras gota podemos volver a llenar el mar

La esencia se encuentra en la biodiversidad
Por eso los colores, olores, sabores
Pedirle al campo que sea todo orégano es pedirle a la rosa que carezca de pétalos

La esencia se encuentra en la biodiversidad
Por eso los colores, olores, sabores
Pedirle al campo que sea todo orégano es pedirle a la rosa que carezca de pétalos

Érase un pequeño campesino y una supermultinacional
Érase la tierra de todos, de nadie
Érase semillas transgénicas
Érase patatas de plástico
Érase la hipocresía por la avaricia porque no seguía entre rejas con la tiranía económica
Madre Tierra debe ser tratada con cariño
Ella nos da la vida, no la riegues con veneno
Porque si ella muere, morimos todos
Aun no se dieron cuenta
Somos lo que comemos
Bajo su sombrero son tan pobres que sólo tienen dinero
La Naturaleza es sabia
Si le añades o le quitas le matas la sal
Echarle pesticidas es acabar con la sustancia
Estamos siendo alimentados como ratas

La esencia se encuentra en la biodiversidad
Por eso los colores, olores, sabores
Pedirle al campo que sea todo orégano es pedirle a la rosa que carezca de pétalos

La esencia se encuentra en la biodiversidad
Por eso los colores, olores, sabores
Pedirle al campo que sea todo orégano es pedirle a la rosa que carezca de pétalos.

martes, 23 de noviembre de 2010

¿QUÉ PASA SI…? 50 medidas de activismo social para el Cambio de Paradigma | El Blog Alternativo

¿QUÉ PASA SI…? 50 medidas de activismo social para el Cambio de Paradigma | El Blog Alternativo

“¿Qué pasa si hay una guerra y no vamos nadie?”

¿Qué pasa si nos recomiendan leer la prensa-basura de siempre, y no la leemos nadie?

¿Qué pasa si nos incitan a comprar y utilizar artículos, aparatos y cosas que realmente no necesitamos, y no los compramos nadie? (…)

¿Qué pasa si te digo que todos estos 49 puntos están siendo ya realizados con éxito -ya, hoy, aquí y ahora- por un sector cada vez más grande de la sociedad, una masa crítica consciente e imparable, que crece actualmente en proporciones exponenciales?
Freeman

Ocio, alimentación, medicina, dinero, consumo, fuentes de información, relaciones, política, … son numerosos los campos y aspectos de la vida cotidiana donde podemos incidir directamente con nuestra decisiones y acciones conscientes para transformar este Sistema y cambiar el mundo.

Freeman nos propone 50 medidas de activismo social destinadas a ser personas libres y no manipuladas y contribuir al cambio de paradigma que ya está en marcha y no hay quien lo frene.

¿Qué pasará cuando en vez de realizar alguna de estas sugerencias, realicemos muchas y cuando en vez de pocos, seamos muchos?

Pronto lo veremos…

1. ¿Qué pasa si nos llaman a votar en unas elecciones de falsa democracia, y no vamos nadie?
2. ¿Qué pasa si hay una vacunación pandémica fraudulenta y no vamos nadie?
3. ¿Qué pasa si hay una nueva subida abusiva de impuestos, y no pagamos nadie?
4. ¿Qué pasa si nos incitan a ingresar el dinero en los bancos siniestros de siempre, y no lo hacemos nadie?
5. ¿Qué pasa si para poder disponer de una vivienda digna -que es nuestro legítimo derecho- nos fuerzan a pagar hipotecas desmesuradas por obra y gracia de la especulación galopante de este corrupto sistema, y dejamos de pagarlas?
6. ¿Qué pasa si las ayudas económicas para salir de las crisis van para el “rescate de los bancos” -mientras dejan que toda la gente explotada por estos se pudra más-, y ya no lo consentimos?
7. ¿Qué pasa si nuestros impuestos son los que engrosan los fondos para ese rescate bancario -para sacar de la crisis a las mismas entidades, corporaciones y dirigentes corruptos que la crearon-, y nos plantamos sacando todo nuestro dinero de esos bancos usureros?
8. ¿Qué pasa si comprendemos que el dinero -creado y controlado criminalmente por la Banca y la Alta Finanza- es ficticio y es deuda, y llevamos a todos los magnates explotadores a los tribunales, cambiando hacia a un sistema económico más humano y armónico?
9. ¿Qué pasa si nos estimulan a ir al cine a ver películas-basura, o a sumergirnos en actividades y distracciones estúpidas, y no vamos nadie?
10. ¿Qué pasa si nos inducen a ver la nefasta televisión, y no la vemos nadie?
11. ¿Qué pasa si nos recomiendan leer la prensa-basura de siempre, y no la leemos nadie?
12. ¿Qué pasa si nos aconsejan escuchar la radio-basura de siempre, y no la escuchamos nadie?
13. ¿Qué pasa si nos estimulan a leer las revistas-basura de siempre, y no las leemos nadie?
14. ¿Qué pasa si nos alientan a oír música alienante y tóxica, y no la oímos nadie?
15. ¿Qué pasa si nos incitan a beber alcohol en exceso “para divertirnos”, y no bebemos nadie?
16. ¿Qué pasa si nos inducen a acudir a antros insalubres, masificados, tóxicos y ensordecedores “para divertirnos”, y no vamos nadie?
17. ¿Qué pasa si nos instigan a fumar o drogarnos para “estar en la onda” y no lo hacemos nadie?
18. ¿Qué pasa si nos invitan a ver salvajes y sangrientas corridas de toros, disfrazadas de seria cultura, y no vamos nadie?
19. ¿Qué pasa si nos incitan a comprar y consumir productos alimenticios degradados de animales torturados, y no lo hacemos nadie?
20. ¿Qué pasa si nos animan a ir, pagar y ver fútbol -donde personas que dan patadas a un balón cobran al año en conjunto más que el presupuesto de muchos países pobres, donde miles de niños mueren de hambre-, y no vamos nadie?
21. ¿Qué pasa si nos inducen a comprar en comercios e industrias corruptas y explotadoras, y no lo hacemos nadie?
22. ¿Qué pasa si nos incitan a comprar y utilizar artículos, aparatos y cosas que realmente no necesitamos, y no los compramos nadie?
23. ¿Qué pasa si nos inducen a seguir modas, usos o convenciones absurdas, frívolas o degradantes, y no las seguimos nadie?
24. ¿Qué pasa si nos recomiendan adquirir los medicamentos de las compañías farmacéuticas criminales, y no lo hacemos nadie?
25. ¿Qué pasa si nos exhortan a aplicar el calendario de vacunas nocivas a nuestros hijos, y no lo hacemos nadie?
26. ¿Qué pasa si destapamos que las grandes compañias farmacéuticas crean las pandemias en laboratorios, vendiéndonos luego el “remedio”, y ya no se lo permitimos más?
27. ¿Qué pasa si revelamos que el sistema sanitario entero sustenta el gran negocio de la enfermedad -siendo una herramienta del poder global para promover nuestro deterioro, debilidad y dependencia-, y lo purgamos de arriba a abajo?
28. ¿Qué pasa si nos instigan a luchar y competir los unos con los otros, y no lo hacemos nadie?
29. ¿Qué pasa si nos sermonean con la necesidad absoluta de armas, fronteras y exclusiones de todo tipo, y ya no tragamos con ello?
30. ¿Qué pasa si nos quieren seguir endosando e imponiendo tradiciones, costumbres e instituciones que manifiestamente atentan contra los Derechos Humanos y la integridad de las personas y seres vivos, y ya no las consentimos?
31. ¿Qué pasa si nos adoctrinan con la superioridad o poder de una raza sobre otras, y ya no lo toleramos?
32. ¿Qué pasa si pretenden generar una guerra de sexos, y ya no entramos en ello?
33. ¿Qué pasa si nos quieren mantener siempre divididos, enfrentados e ignorantes de la Gran Familia humana y planetaria que somos, y nosotros tomamos conciencia y no se lo permitimos más?
34. ¿Qué pasa si nos quieren convencer de que somos sólo materia y químicacasual e intrascendente -para así evitar que reconozcamos y accedamos a nuestra naturaleza infinita, eterna y absoluta de Luz y Amor-, y ya nadie les creemos?
35. ¿Qué pasa si los libros de historia y los centros científicos y educativos sólo enseñan y cuentan la versión y el conocimiento oficial que al poder global tiránico más le interesa para mantenernos dependientes e ignorantes, y ya no les damos más crédito?
36. ¿Qué pasa si nos quieren confundir, distraer y alienar con propaganda ydesinformación masiva, para controlarnos mejor, y no se lo permitimos?
37. ¿Qué pasa si nos quieren ocultar todo lo que se hace y se mueve a nuestras espaldas, y no se lo consentimos?
38. ¿Qué pasa si nos fumigan diariamente con químicos desde aviones irregulares, y ya no lo aceptamos?
39. ¿Qué pasa si quieren acabar con las especies naturales a través de lamodificación genética, y apropiarse y lucrarse de la alimentación mundial y de la propia vida, y no se lo permitimos?
40. ¿Qué pasa si nos niegan el acceso a las tecnologías de energía libre, limpia e inagotable -para seguir imponiendo su gran negocio de los combustibles- y no se lo permitimos?
41. ¿Qué pasa si quieren ocultarnos que la actividad solar es la que realmente está detrás del cambio climático, y ya no caemos en su trampa de sometimiento total a través de un Gobierno Mundial no electo, disfrazado de benefactor medio ambiental?
42. ¿Qué pasa si comprobamos que las guerras, el terrorismo, las drogas y las mafias las crean y fomentan las sociedades secretas detrás de los estados y corporaciones, y ya no lo consentimos?
43. ¿Qué pasa si constatamos que la ONU, la OMS, el BM, el FMI, etc, son títeres al servicio de la élite económico-industrial y sus sociedades secretas, y ya no nos tragamos la farsa?
44. ¿Qué pasa si es evidente que los partidos políticos y medios de comunicación masivos están controlados y sometidos a la élite global corrupta, y ya no nos tragamos más la gran mentira en que vivimos?
45. ¿Qué pasa si la Constitución nos dice que todos somos iguales ante la ley menos el rey, y ya no lo toleramos?
46. ¿Qué pasa si nos quieren tener en un constante estado de miedo y terrorpara -con el pretexto de la seguridad y la prevención- legitimar su creciente control y poder sobre nosotros, y ya no caemos en su juego?
47. ¿Qué pasa si la élite global corporativa hace y deshace a su antojo sobre asuntos claves de interés general, a través de sociedades, comisiones o clubes intocables y opacos como el Bilderberg o la Trilateral, y no lo aceptamos más?
48. ¿Qué pasa si nos recomiendan obedecer y cerrar la boca, y no lo hacemos, SINO QUE SE LA CERRAMOS NOSOTROS A ELLOS CON UN CLAMOR Y UN MOVIMIENTO INMENSO E INCONTENIBLE DE ESCLARECIMIENTO, PAZ Y LIBERACIÓN?
49. ¿QUÉ PASA SI NOS UNIMOS, NOS ORGANIZAMOS Y NOS COORDINAMOS ENTRE TODOS PARA EXIGIR Y PRODUCIR EL REAL CUMPLIMIENTO Y GARANTÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS, LA SUPERVISIÓN, LIMPIEZA Y TRANSPARENCIA TOTAL DE LOS PODERES FÁCTICOS Y GRUPOS DE PODER, Y LA PRESERVACIÓN Y DEFENSA EFECTIVA DE LA NATURALEZA DEL PLANETA EN TODA SU BIODIVERSIDAD… Y LO CONSEGUIMOS CON TODA LA FUERZA DE NUESTRA UNIDAD, CONSCIENCIA, HONESTIDAD Y DETERMINACIÓN?
50. ¿QUÉ PASA SI TE DIGO QUE TODOS ESTOS PUNTOS ESTÁN SIENDO YA REALIZADOS CON ÉXITO -YA, HOY, AQUÍ Y AHORA- POR UN SECTOR CADA VEZ MÁS GRANDE DE LA SOCIEDAD, UNA MASA CRÍTICA CONSCIENTE E IMPARABLE, QUE CRECE ACTUALMENTE EN PROPORCIONES EXPONENCIALES?

EL DÍA EN QUE FINALMENTE NOS PLANTEMOS LA GRAN MAYORÍA, EL DÍA EN QUE TODA LA HUMANIDAD NOS LEVANTEMOS COMO HOMBRES Y MUJERES LIBRES E INDEPENDIENTES, Y ASUMAMOS NUESTRA SOBERANÍA, PODER Y RESPONSABILIDAD SOBRE NOSOTROS MISMOS, ESE DÍA CAERÁ EN MIL PEDAZOS Y PARA SIEMPRE EL SISTEMA DE ESCLAVITUD HUMANA IMPUESTO POR EL PODER GLOBAL TIRÁNICO.

ESE DÍA TODAS LAS CADENAS, REJAS Y BARROTES CAERÁN SIN REMEDIO, PORQUE UNA VEZ DESTRUÍDA NUESTRA PROPIA JAULA MENTAL DE INCONSCIENCIA, CONDICIONAMIENTO Y APATÍA, TODAS LAS BARRERAS, PRESAS Y CONTENCIONES EXTERNAS QUEDARÁN DESINTEGRADAS Y YA NO SERÁN MÁS.

ESE DÍA TOTAL EN EL QUE LA GRAN MAYORÍA SE HAGA CONSCIENTE DE TODO ELLO, ESTÁ AMANECIENDO YA. Y SU LUZ YA BRILLA HOY PARA TI Y PARA MI, QUE HEMOS TOMADO CONCIENCIA.

AMANECE, AMANECE, AMANECE

Freeman

jueves, 21 de octubre de 2010

LA MUJER DEL QUINTO MUNDO

La Mujer del Quinto Mundo (extracto)

por Mabel Flores (*)

El hombre moderno, en su ilusión intelectual y separatista, ha categorizado el mundo y hasta lo ha numerado. Ha dividido la tierra en mundos, así se habla del primer mundo, el segundo mundo, el tercer mundo. Al mundo indígena se le suele llamar el cuarto mundo. Entonces ahora los indígenas de todos los colores de piel queremos recordar la aparición de un quinto mundo, como síntesis de todos los anteriores pero, sobre todo, como síntesis de las cuatro razas anteriores que ya están dando a luz al hombre y a la mujer del quinto mundo.

Cuando hablamos de la "mujer del quinto mundo" nos referimos a esta mujer que nace como síntesis de las cuatro razas, de los cuatro mundos. Esta mujer que trae como misión a la Tierra, el despertar, la espiritualidad, el recordar la belleza, el revalorizar la intuición, la creatividad y los valores de la transformación. Debe ayudar a su compañero a despertar, ya que el hombre necesita esta fuerza que la mujer le brinda.

La mujer del quinto mundo es protagonista anónima o no de este nuevo planeta que está naciendo, de este nuevo ser que está naciendo dentro de todos nosotros, y de la felicidad, que debe estar en cada una de nuestras células para favorecer la evolución.

No hemos venido al planeta para resolver qué profesión vamos a tener, o cómo ganamos más dinero. Esos son elementos necesarios, pero no suficientes para comprender el objeto de nuestra existencia. Como seres concretos que somos, precisamos de la materia alimentada, vestida, protegida, en un lugar digno y sano donde habitar.

Pero satisfechas esas necesidades, es imprescindible comprender nuestra esencia divina. Y esto se da a todo nivel: quien comprende la trama sagrada será mejor gobernante, será mejor economista, será mejor agricultor, mejor padre y mejor madre. Irá desarrollando el potencial y siendo aquello para lo cual hemos venido, es decir, verdaderos seres humanos.

EL CICLO DE LOS ANDES.

Los Himalayas, con su energía masculina, rigieron el ciclo anterior. Mientras los Himalayas entran en un ciclo de sueño, van entregando el conocimiento a los Andes, cuya energía femenina regirá el nuevo ciclo. Todo lo que rigió el ciclo anterior es entregado a los Andes que, transformándolo, lo vuelven a poner vigente desde la otra polaridad.

Con la espiritualidad regida por la energía femenina de los Andes, se favorece la comprensión sin intermediarios: que cada uno sea su propia sacerdotisa o sacerdote para comunicarse con el Gran Espíritu.

Este fenómeno era conocido para los indígenas de sabiduría, así como para todas las espiritualidades naturales -como la oriental- que en sus profecías se refirieron a estos tiempos de cambio.

El nuevo ciclo se manifiesta en hechos externos e internos. Si estamos atentos a nosotros mismos observaremos cómo estamos más serenos en la acción, cómo la intuición comienza a despertar y la creatividad necesita manifestarse. Es importante navegar a favor de esta fluidez energética, pues en realidad todos nos estamos transformando.

(*) La autora es educadora del Movimiento Pachamama Universal.

Artículo completo en: SABER ANDINO. No. 45

martes, 12 de octubre de 2010

12 de Octubre - Nada que celebrar... CONMEMORAR NUESTRA HISTORIA

Para conmemorar Nuestra Historia!!... no por el odio, no por el ojo por ojo y diente por diente que nos enseñaron... sino para recordar nuestras raíces, para curarlas, revitalizarlas y volver a florecer!!!

Recuperemos la sabiduría ancestral, recuperemos lo que por herencia real nos pertenece: el contacto espiritual con lo Divino de la Naturaleza, de nuestra Pachamama, del Tata-Inti, de Viracocha y Pachakamac!!!.... Jallalla Abya Yala!!! Jallalla Pachamama!!! Jallalla Warmi Pachakuti!!!


Video Documental: 12 de octubre-Nada que festejar - TEXTOS DE EDUARDO GALEANO



Encuentro en Cajamarca
Letra y Música: Víctor Heredia

Creo en mis Dioses, creo en mis Huacas
Creo en la vida y en la bondad
De Wiracocha
Creo en Inti y Pachakamac

...Como mi charqui, tomo mi chicha
Tengo mi coya, mi cumbi
Lloro mis mallquis, hago mi chuño
Y en esta pacha quiero vivir

Tu me presentas, runa Valverde
Junto a Pizarro un nuevo Dios
Me das un libro que llamas Biblia
Con el que dices habla tu Dios

Nada se escucha, por más que intento
Tu Dios no me habla, quiere callar
Por qué me matas si no comprendo
Tu libro no habla, no quiere hablar

viernes, 8 de octubre de 2010

WAKAKUE: AQUEL QUE MIRA EL SOL


EXTRACTOS DEL LIBRO CAMINANTES DEL ARCOIRIS
El Retorno de Wirakocha y los Mitos del Desarrollo

Atawallpa M. Oviedo

CAPITULO 2
WAKAKUE: AQUEL QUE MIRA EL SOL

Nun­ca sos­pe­ché que la pe­sa­di­lla que ha­bía co­men­za­do en la sel­va, fue­se a du­rar más tiem­po que la ex­cur­sión, pe­ro en ver­dad, so­lo fue el co­mien­zo de un lar­go pe­ri­plo en el cual día a día fui des­cu­brien­do más cla­ra y cons­cien­te­men­te nue­vas par­tes del que era. El do­min­go por la no­che des­pués de que ter­mi­na­mos el en­cuen­tro, ya en via­je de re­tor­no a Qui­to me fue im­po­si­ble dor­mir, lle­gué a mi ca­sa en la ma­dru­ga­da del lu­nes sin si­quie­ra po­der ador­mi­lar­me un po­co. Ya en mi ca­ma vol­ví a ten­tar al sue­ño, ne­ce­si­ta­ba des­can­sar pa­ra re­gre­sar a mis la­bo­res co­ti­dia­nas, pe­ro al ra­to en­ten­dí que la fae­na re­sul­ta­ría inú­til. Me le­van­té y sa­lí en di­rec­ción de las ofi­ci­nas del Cen­tro Yu­ya­ri­na (Pen­sar Sabiamente) que ha­bía crea­do ha­cia po­co, pa­ra des­de allí reu­nir a nue­vos ca­mi­nan­tes in­te­re­sa­dos en el co­no­ci­mien­to an­ces­tral de los An­des.

Cer­ca del me­dio­día co­men­cé a sen­tir­me fran­ca­men­te des­com­pues­to, mi cuer­po se de­bi­li­ta­ba y, aque­llos ho­rri­bles de­seos de mo­rir que me ha­bían ata­ca­do en mi es­tan­cia en la sel­va, pa­re­cían que­rer re­gre­sar con mu­cha más po­ten­cia, so­bre to­do por­que ha­bía de­ja­do de ser un sen­ti­mien­to pa­ra con­ver­tir­se en una cer­te­za. Su­pe que es­ta­ba en ries­go, que so­lo pi­dien­do ayu­da ten­dría po­si­bi­li­da­des de so­bre­vi­ven­cia y, con las po­cas fuer­zas que me que­da­ban lla­mé por te­lé­fo­no a un fa­mi­liar, pa­ra que me lle­va­ra don­de una pa­rien­te cu­ran­de­ra. Con hue­vo y ve­las, la mu­jer hi­zo sus pri­me­ros in­ten­tos de cu­ra­ción, lue­go me re­cos­tó en la ca­mi­lla pa­ra ar­mo­ni­zar mis cen­tros ener­gé­ti­cos y sua­ve­men­te fui dur­mién­do­me. Me­dia ho­ra más tar­de me des­per­tó ex­pli­cán­do­me que, en aque­lla du­ra ba­ta­lla con la muer­te, el mie­do ha­bía des­pren­di­do mi as­tral y que ella con su te­ra­pia ha­bía lo­gra­do nue­va­men­te res­ti­tuir­lo a mi cuer­po. Mu­cho más tran­qui­lo, lo­gré le­van­tar­me por mis pro­pios me­dios; pe­ro a pe­sar de mi fran­ca me­jo­ría, la cu­ran­de­ra me acon­se­jó se­guir un tra­ta­mien­to.

Du­ran­te los días pos­te­rio­res yo me vol­ví te­rri­ble­men­te so­li­ta­rio y de hu­mor ines­ta­ble. No con­se­guía des­pren­der­me de esos es­ta­dos en que una pro­fun­da tris­te­za me lle­va­ban a sen­tir­me cul­pa­ble y de­ses­pe­ra­do. No eran sen­ti­mien­tos di­fe­ren­tes a los que tie­nen to­das las per­so­nas pe­ro si te­nían un gra­do de pro­fun­di­dad y con­cien­cia que lo­gra­ban apa­bu­llar­me. Te­mía no te­ner co­ra­je pa­ra re­sis­tir, te­mía a la lo­cu­ra y se­gu­ra­men­te tam­bién te­mía a la muer­te por lo que bus­qué una vez más la ayu­da del Sol. Y co­mo an­tes hi­cie­ra en la sel­va, lo es­pe­ra­ba sen­ta­do en mi jar­dín, pa­ra que esos ra­yos be­né­fi­cos sa­na­ran to­do ese do­lor acu­mu­la­do, qui­zás de va­rias ge­ne­ra­cio­nes. Día a día iba vi­vien­do di­fe­ren­tes es­ta­dos emo­cio­na­les, que me lle­va­ban a una gran cri­sis fí­si­ca y ener­gé­ti­ca. Pa­sé por la me­lan­co­lía, la an­sie­dad, los ce­los, la en­vi­dia, la lu­ju­ria...; en rea­li­dad por to­dos los es­ta­dos del ego. Ca­da uno fue abrién­do­se en mí y to­da la me­mo­ria de la hu­ma­ni­dad y de mis an­ces­tros re­flo­re­cía al­ter­na­ti­va­men­te a mi al­ma. To­dos me atra­pa­ban has­ta su es­ta­do má­xi­mo y me obli­ga­ban a re­co­no­cer­los y a des­cu­brir­me en ca­da uno de los ac­tos im­pu­ros y mi­se­ra­bles.

Tu­ve que sa­car a flo­te to­das las en­se­ñan­zas re­ci­bi­das en mi ca­mi­no es­pi­ri­tual con di­fe­ren­tes maes­tros, sha­ma­nes, cu­ran­de­ros, pa­ra po­der man­te­ner­me y no de­jar que el mie­do y la ig­no­ran­cia se apo­de­ra­ran de mí y me des­tru­ye­ran más. Pe­ro pa­ra­le­la­men­te se fue des­per­tan­do mi co­no­ci­mien­to in­te­rior y aque­llo era la otra ca­ra de aque­llo te­ne­bro­so y ári­do. Era co­mo que po­día vi­vir los es­ta­dos más de­vas­ta­do­res pe­ro de allí mis­mo sa­lía un po­der pa­ra re­troa­li­men­tar mi ca­mi­no. Gra­cias a ese pro­ce­so de 10 años en el ca­mi­no an­ces­tral pu­de sa­lir y re­cons­ti­tuir­me de esos mo­men­tos trau­má­ti­cos, ca­so con­tra­rio po­si­ble­men­te hu­bie­ra de­ve­ni­do en al­guien tras­tor­na­do o me hu­bie­ra hun­di­do más en mis pe­num­bras. Pe­ro quién guia­ba to­do eso y me da­ba la con­cien­cia su­fi­cien­te, era el Sol. Sen­tía co­mo él se abría len­ta­men­te den­tro de mí, co­mo iba in­gre­san­do a mi vi­da e ilu­mi­nan­do mi es­pí­ri­tu. Des­cu­bría co­mo mi maes­tro in­te­rior se abría pa­so, y me da­ba las pau­tas jus­tas pa­ra se­guir des­per­tan­do, a par­tir de ir trans­mu­tan­do mis cul­pa­bi­li­da­des, pre­jui­cios y es­te­reo­ti­pos.

Así pa­sé un mes, y ca­da día era una ex­pe­rien­cia te­rro­rí­fi­ca y des­lum­bran­te. A ve­ces te­mía ca­da nue­vo día y la idea de vi­vir un nue­vo epi­so­dio me apri­sio­na­ba. La ayawaska con­ti­nua­ba ac­tuan­do den­tro de mí, abrién­do­se ca­da vez más por mis den­si­da­des y des­per­tán­do­las. Unos días eran más fuer­tes que otros, lle­ván­do­me a re­mon­tar lo que más po­dían y pro­vo­cán­do­me un gran de­li­rio emo­cio­nal. Al­gu­nas ve­ces llo­ré y de­ses­pe­ra­do pe­día ayu­da a la vi­da, al Gran Es­pí­ri­tu, a quien pu­die­ra ter­mi­nar con ese an­gus­tio­so pro­ce­so, pues pa­re­cía que nun­ca iba a ter­mi­nar. No tu­ve a nin­gu­na per­so­na que pu­die­ra sos­te­ner­me, so­lo el Sol me dio el so­por­te y la for­ta­le­za pa­ra se­guir, con la es­pe­ran­za de que pron­to ter­mi­na­ría la pe­sa­di­lla.

Pa­sé el in­fier­no y el cie­lo, con to­das las crí­ti­cas y la­men­ta­cio­nes de mi des­gra­cia­da vi­da. So­lo veía co­mo frus­tran­te y de­cep­cio­nan­te to­do mi pa­sa­do, mis an­ces­tros, a to­da la so­cie­dad en su con­jun­to. Pe­ro al mis­mo tiem­po, el Sol se iba pau­la­ti­na­men­te aci­ca­lan­do den­tro de mí, y sur­gía una per­so­na más lú­ci­da y pro­fun­da, que a ve­ces yo mis­mo me ad­mi­ra­ba de cuan­to co­men­za­ba a des­cu­brir de la vi­da y sus mis­te­rios. Me le­van­ta­ba pre­su­ro­so ca­da ma­ña­na pa­ra re­ci­bir al Sol, lue­go ce­rra­ba los ojos sin per­der la co­ne­xión con él, y se abrían las mas in­creí­bles com­pren­sio­nes y en­ten­di­mien­tos a to­do eso que vi­vía den­tro de mí. So­lo pre­gun­ta­ba al­go e in­me­dia­ta­men­te se cla­ri­fi­ca­ba, era co­mo un baúl de co­no­ci­mien­tos al cual ha­bía que ir­lo de­jan­do ma­ni­fes­tar­se. Ve­nían in­for­ma­cio­nes de to­do ti­po, aún cuan­do al prin­ci­pio no al­can­cé a ver to­da la im­por­tan­cia que ello con­lle­va­ba, pues mis mie­dos to­da­vía ge­ne­ra­ban des­con­fian­za en mi fu­tu­ro.

De es­ta ma­ne­ra en­tré en una pro­fun­da re­la­ción con el Sol, es de­cir, mi sol co­men­zó a vi­brar jun­to a él y en esa re­so­nan­cia se abrían más pers­pec­ti­vas pa­ra mi vi­da. Mien­tras pa­sa­ba el tiem­po, lle­ga­ban a mi vi­da per­so­nas que me con­du­cían ca­da vez más, den­tro de ese ca­mi­no. Apa­re­cían li­bros, ar­tí­cu­los, in­for­ma­cio­nes so­bre los Hi­jos del Sol. Sur­gían nue­vos via­jes al co­no­ci­mien­to so­lar y a to­dos sus se­cre­tos guar­da­dos en la me­mo­ria de to­do cuan­to ha­bía en la tie­rra. Ca­da en­cuen­tro pa­re­cía una coin­ci­den­cia, co­mo que sim­ple­men­te era el azar, pe­ro lue­go me di cuen­ta que de­trás de to­do ello es­ta­ba la con­cien­cia so­lar que co­men­za­ba a atraer to­do ti­po de lla­ves pa­ra abrir­me al sen­de­ro so­lar. Era mi cam­po ener­gé­ti­co que se ha­cia más lu­mi­no­so y me iba con­du­cien­do pau­la­ti­na­men­te a nue­vas ex­pe­rien­cias y a reen­cuen­tros muy par­ti­cu­la­res. Es­pe­cial­men­te hu­bo uno tras­cen­den­tal pa­ra mi vi­da, cuan­do un día ca­mi­nan­do por un va­lle cer­ca de Qui­to, me en­con­tré con un sa­bio an­cia­no.

Al prin­ci­pio me pa­re­ció al­guien ex­tra­ño y lo­co, pues mi­ra­ba fi­ja­men­te el sol por va­rios mi­nu­tos y pen­sa­ba que se iba a que­dar cie­go, aun­que por un mo­men­to pen­sé que en rea­li­dad era cie­go pa­ra ha­cer lo que es­ta­ba ha­cien­do. Pe­ro ha­bía al­go en él que me atraía y que me de­cía que no es­ta­ba cie­go, lue­go de me­di­tar­lo por unos mi­nu­tos de­ci­dí abor­dar­lo.

-¿Qué es­tá ha­cien­do, por qué mi­ra fi­ja­men­te el sol?-.

El res­pon­dió que no es­ta­ba mi­rán­do­lo si­no vién­do­lo. Tal vez com­pren­dien­do mi ges­to de ex­tra­ñe­za, si­guió di­cien­do.
“Des­ci­fro al Sol”.

Pe­ro to­da­vía sus ex­pli­ca­cio­nes me re­sul­ta­ban de­ma­sia­do her­mé­ti­cas y, co­mo adi­vi­nán­do­lo, co­men­zó a ha­blar­me así.

“A ca­da mo­men­to las per­so­nas in­ten­tan de­te­ner a la vi­da, cuan­do en ver­dad lo que ellas de­be­rían ha­cer, es no ha­cer na­da, es de­cir de­jar que ella pa­se y uno dar­le la ma­no. Es co­mo el agua que flu­ye in­ce­san­te, bro­ta de ma­nan­tia­les, se fil­tra en­tre las pie­dras, y va ha­cia el mar. Si al­gu­na vez in­ten­tas­te que ella que­da­se en tus ma­nos, ya sa­brás que eso es im­po­si­ble. El ser hu­ma­no cree que el Sol se mue­ve y a pe­sar de que sa­be que no es así, allí se que­da, cuan­do su mi­sión es gi­rar su vi­da, te­nien­do co­mo cen­tro al Es­pí­ri­tu.”

Mien­tras es­to me de­cía, en nin­gún mo­men­to el An­cia­no de­jó de mi­rar la re­ful­gen­cia so­lar y, co­mo si sus ra­yos le fue­ran dic­tan­do las pa­la­bras, con­ti­nuó di­cien­do.

“Te es­ta­ba es­pe­ran­do. Sa­bía que al­gu­na vez la vi­da nos ofre­ce­ría es­te en­cuen­tro y aquí es­ta­mos, cum­plien­do con esa ta­rea que ella nos te­nía pre­pa­ra­da. Mu­chos se sien­ten su­pe­rio­res al Gran Or­den Uni­di­ver­so y, en­ca­pri­cha­dos en ha­cer su vo­lun­tad, tra­man en su con­tra. No en­tien­den que así so­lo lo­gran in­tran­qui­li­dad y de­sa­so­sie­go en su al­ma, pa­ra des­pués en­fer­mar al cuer­po. ¿Has ob­ser­va­do a los na­da­do­res pro­fe­sio­na­les?. Ellos han com­pren­di­do que no va­le la pe­na ir con­tra los mo­vi­mien­tos del agua. Han apren­di­do su rit­mo y se mue­ven co­mo pe­ces ca­si sin ma­yor es­fuer­zo. En cam­bio aque­llos que te­men a las co­rrien­tes acuá­ti­cas siem­pre son pre­sas del pá­ni­co y no se­rá el agua, si­no jus­ta­men­te el mie­do y la fal­ta de con­fian­za lo que ter­mi­na­rá aho­gán­do­los. ¿Has com­pren­di­do?. Si en un agua co­rren­to­sa el na­da­dor se de­tie­ne de to­das ma­ne­ras se­rá arras­tra­do y si la tie­rra de­tu­vie­ra su gi­rar, los del otro la­do se que­da­rían a os­cu­ras. Y si tu quie­res de­te­ner a la vi­da, ella ocu­rri­rá de to­das ma­ne­ras”.


Son­reí, co­men­za­ba a en­ten­der. Y el hom­bre, de pe­lo ca­no­so y lar­go, bar­ba blan­ca y fla­co, bien bronceado y con ape­nas un pan­ta­lon­ci­llo pues­to; con­ti­nuó.

“Si la vi­da dis­po­ne que al­guien sea car­pin­te­ro, sua­ve­men­te le irá lle­van­do ha­cia allí. Pe­ro pue­de que él no quie­ra o sien­ta que no es agra­da­ble esa ta­rea, en­ton­ces la vi­da se en­car­ga­rá de de­mos­trár­se­lo. No, no es fa­ta­lis­mo ni im­po­si­ción, so­lo es pro­duc­to de un Or­den es­ta­ble­ci­do en el que to­dos es­ta­mos di­se­ña­dos pa­ra un ob­je­ti­vo pri­mor­dial. Si po­nes azú­car en un re­ci­pien­te ve­rás que po­co a po­co to­do el lí­qui­do se irá en­dul­zan­do en for­ma pa­re­ja y en la me­di­da jus­ta, por­que to­do aque­llo que ex­ce­da no se­rá ab­sor­bi­do y que­da­rá en el fon­do.
Ar­mo­nía y equi­li­brio eso es la vi­da. Co­mo en un gran tea­tro ca­da uno tie­ne una fun­ción, un rol pa­ra el que ha si­do asig­na­do, de­be­mos de­jar que la vi­da se ma­ni­fies­te en no­so­tros y dis­fru­tar con ese per­so­na­je que hoy nos ha to­ca­do re­pre­sen­tar. Así co­mo la na­tu­ra­le­za se per­mi­te los re­cam­bios es­ta­ció­na­les, de la mis­ma ma­ne­ra de­be­mos no­so­tros acep­tar los di­fe­ren­tes es­ta­dios del al­ma e ir apren­dien­do de ca­da uno de ellos. Acep­tar con sa­bi­du­ría, agra­de­cer por ca­da mo­men­to vi­vi­do, sin des­ca­li­fi­car a nin­gu­no y con­ti­nuar nues­tro amo­ro­so apren­di­za­je cons­cien­te, es el se­cre­to de to­do buen Ca­mi­nan­te”.



Sus pa­la­bras se oían be­llas, no obs­tan­te me pre­gun­ta­ba yo, có­mo se lo­gra­ría aquel es­ta­do. Per­ci­bien­do mis pen­sa­mien­tos él pro­si­guió.

“Apren­de a ver, ha­cien­do que tus sen­ti­dos se re­ve­len en ca­da uno de tus po­ros. Vi­ve pro­fun­da­men­te es­te ins­tan­te y es­te lu­gar. Dé­ja­te lle­var en la con­cien­cia de que eres uno más con el To­do. Ya no pre­gun­tes de que ma­ne­ra, so­lo haz­lo co­mo ha­cen los pá­ja­ros que a na­die pre­gun­tan có­mo vo­lar. So­lo vi­ve, so­lo hay que es­tar en la vi­da, no hay na­da más que ha­cer, ni ser, ni te­ner. Ya tie­nes la vi­da y con eso tie­nes to­do, no ne­ce­si­tas na­da más. Con la vi­da se nos ha da­do to­do el po­der del Crea­dor, y lo úni­co que ne­ce­si­ta­mos es Sa­ber Vi­vir. Eso es el ver, ju­gar al jue­go de Kontixi o Gran Es­pi­ral de la Con­cien­cia In­fi­ni­ta, y así en con­cor­dan­cia con el mo­vi­mien­to de la vi­da. Por es­to tú me en­cuen­tras aquí; tú y yo he­mos lle­ga­do des­de quién sa­be qué tiem­pos pa­ra nues­tra ci­ta. Se me ha pe­di­do que en­se­ñe a ver (resentir) la vi­da, se me ha di­cho que de­bo guiar a los Ex­plo­ra­do­res So­la­res. En­ton­ces eso ha­go, es­pe­ro a que ellos lle­guen, co­mo has lle­ga­do tú, porque así estaba predestinado en los ciclos de la vida”.

Co­men­cé a com­pren­der, sa­bía que el Sol nue­va­men­te me guia­ba.
-Y quién es us­ted? -, pre­gun­té.

“Soy un Wakakué, Aquel que mira el Sol”.


Res­pon­dió di­rec­ta y con­cre­ta­men­te. Yo hi­ce un ges­to in­ci­tán­do­lo a que ex­pli­ca­ra que sig­ni­fi­ca eso.

“El Wakakué es un Hi­jo del Sol, aquel que quie­re ser co­mo su pa­dre: bri­llan­te, lu­mi­nis­cen­te, trans­pa­ren­te, ful­gu­ran­te en ca­da uno de los ac­tos de su vi­da. Al mi­rar al sol to­ma­mos su co­no­ci­mien­to y nos re­lle­na­mos con su ener­gía pa­ra es­tar al­ti­vos y ra­dian­tes co­mo el Se­ñor Lu­mi­no­so, y ahí po­de­mos ver. El sol es la Luz Sa­gra­da atra­pa­da en la ma­te­ria; de él di­ma­na el or­den di­vi­no, es fuen­te de la vi­da eter­na. Aquí en la tierra nos pre­pa­ra­mos pa­ra despertar nues­tra con­cien­cia so­lar co­mo so­les hu­ma­nos pa­ra lue­go par­tir co­mo se­res so­la­res en cons­cien­cia ple­na. ¿Có­mo? A tra­vés del ver, que es sim­ple­men­te mi­rar (Estar), sin Ha­cer Nada (Ama Ruray), sin Ser na­die (Ama Kay), y sin Ir a alguna parte (Ama Riy) .

Cuando los curas españoles, preguntaron a nuestros hombres de sabiduría cuales eran nuestros 10 mandamientos, nuestros sacerdotes les respondieron: tenemos solo tres, que en realidad es un solo: Ama Ruray (No Hacer), Ama Kay (No ser), Ama Riy (No Ir), es decir: Tiyay (Estar). Los curas no entendieron y trataron de interpretarlo a su manera católica, y dijeron: No Hacer, los indios quieren decir: No trabajar, es decir: No seas vago (Ama quella). No ser (Ama Kay), los indios quieren decir: No existir nada, es decir: No mentir (Ama Llulla). No ir (Ama Riy), los indios quieren decir: No correr, es decir: No Robar (Ama sua). Los curas católicos cambiaron totalmente el sentido y transformaron nuestros 3 principios básicos de: Ama Ruray, Ama Kay y Ama Riy, en 3 mandamientos católicos: Ama quella, Ama llulla, Ama sua; que luego los popularizaron y que hoy lo repiten equivocadamente, casi todos los hermanos andinos. En el mundo han existido y existen 2 tipos de pueblos: la civilización del ser y la cultura del estar, esa es la diferencia básica entre unos y otros. Los pueblos del estar dicen: No hago la vida, no soy yo, no vengo ni voy, y solo están viviendo, siendo, existiendo, aquí y ahora, no mas. Los pueblos del ser dicen: Yo soy el productor, yo soy la medida de todo, yo soy el centro; que es lo mismo que decir, yo soy rico, yo soy inteligente, yo soy libre.
Nosotros hemos comprendido, que la vida es el arte del equi­li­brio y la ar­mo­nía; el mis­te­rio de apren­der a vi­vir en unión complementaria. Este es el Ca­mi­no del Sol An­di­no, o co­no­ci­do en len­gua kich­wa (quichua de Ecuador) co­mo Tawantin: La unión de los 4 elementos y las 4 direcciones: los cuales generan 6 relaciones y la unión en el centro (K'intu) de todos ellos: Yanantin, Tinkunakuy, Masintin, Awkanakuy, Aynintin, y Mink'anakuy. Estos po­deres son los que estamos pu­lien­do, y que ne­ce­si­ta la hu­ma­ni­dad pa­ra se­guir su ca­mi­no de re­gre­so a la Luz. Hoy es­tá de­te­ni­do y de­be con­ti­nuar, pe­ro ello so­lo es po­si­ble en el equi­li­brio y la ar­mo­nía. Pasamos de ex­tre­mo a extremo de apren­di­za­je pa­ra pos­te­rior­men­te in­te­rio­ri­zar­lo a tra­vés de la reconciliación, y así con­ti­nua­­mos te­jien­do en el Gran In­fi­ni­to. Comprendes tu?.”

Hi­ce un ges­to de afir­ma­ción y pres­té más aten­ción a lo que me de­cía.

“To­dos quie­nes ha­bi­ta­mos en es­te sis­te­ma so­mos se­res so­la­res por­que es­ta­mos cons­ti­tui­dos de ener­gía so­lar. Ca­da go­ta de san­gre que tie­nes, ca­da plan­ta que ves, ca­da ai­re que nos acom­pa­ña, ca­da sen­ti­mien­to es­tá im­preg­na­da de la con­cien­cia so­lar. No hay na­da más que se­res so­la­res en dis­tin­tos gra­dos y es­ta­dos de vi­bra­ción so­lar, ha­bi­tan­do en dis­tin­tos pla­nos y di­men­sio­nes de es­te uni­di­ver­so solar. La lu­na, las plantas, las bac­te­rias, los áto­mos, to­dos es­tán im­bui­dos del po­der del Sol, sin él no se­ria po­si­ble es­ta for­ma de exis­ten­cia, sin su pre­sen­cia no es­ta­ría­mos en es­tos cuer­pos que hoy te­ne­mos. El sol man­tie­ne la vi­da y los otros ele­men­tos sos­tie­nen la vi­da, to­dos ne­ce­sa­rios e im­por­tan­tes pa­ra la exis­ten­cia de To­do.

Gra­cias a su ra­dia­ción se fe­cun­da la na­tu­ra­le­za, se des­pe­ja nues­tro pen­sa­mien­to, el hom­bre de­vie­ne sa­bio. La es­tre­lla que nos alum­bra to­do lo ve, na­da es­ca­pa a su ac­ción ni a su in­fluen­cia; es el ojo de Dios. Per­ci­bir la luz sig­ni­fi­ca es­cla­re­cer­se, con ella lle­ga el co­no­ci­mien­to. Pa­ra los hom­bres de to­das las épo­cas ha exis­ti­do una re­la­ción in­di­so­lu­ble en­tre el sol, la luz y el tiem­po. En to­das las cul­tu­ras an­ti­guas, el as­tro lu­mi­no­so ha pre­ce­di­do ca­da día y ha ins­tau­ra­do las eda­des del mun­do. En­ton­ces, la fun­ción de un Wakakué es mi­rar al sol pa­ra es­cu­char los men­sa­jes del Maes­tro Ilu­mi­na­do, re­co­ger sus en­se­ñan­zas y trans­mi­tir­los a los ex­plo­ra­do­res so­la­res. Am­pli­fi­car la con­cien­cia so­lar pa­ra flo­re­cer el sol in­te­rior de ca­da uno”.

Sus pa­la­bras so­na­ban pro­fun­das y con­vin­cen­tes, pe­ro ha­bía al­go que no me fun­cio­na­ba, pues cual­quier per­so­na que mi­ra­ra unos cuán­tos mi­nu­tos al sol se po­dría que­dar cie­ga.

-¿No tie­ne mie­do de que­dar­se cie­go?-, pre­gun­té.

“To­do en la vi­da es un ar­te, y el ar­tis­ta tie­ne que afi­nar­se pau­la­ti­na­men­te, así su ins­tru­men­to en­to­na­rá las más tier­nas me­lo­días del cos­mos. Aquél que re­cién se ini­cia en es­te ar­te, de­be co­men­zar de ma­ne­ra muy sua­ve y pau­la­ti­na su con­tac­to con la Luz Su­pre­ma. Lue­go de me­ses y has­ta de años de en­tre­na­mien­to, sus ojos ob­ten­drán la des­tre­za pa­ra que sus ojos dan­cen sin pre­jui­cios y mie­dos en to­da la mag­ni­fi­cen­cia del es­pec­tro de luz.
Hoy, la ma­yo­ría de per­so­nas no pue­den mi­rar al sol y por eso no pue­den ver lo sa­gra­do. Su den­si­dad in­te­rior es tan pe­sa­da, que el más mí­ni­mo ra­yo de luz les afec­ta. Es co­mo cuan­do al­guien ha pa­sa­do mu­cho tiem­po en un es­pa­cio ce­rra­do y sa­le a la luz, evi­den­te­men­te la luz le pro­vo­ca­ra ar­dor y pre­fe­ri­rá la os­cu­ri­dad. Eso es jus­ta­men­te lo que hoy vi­ven ca­si to­dos los se­res hu­ma­nos, por eso es que no pue­den abrir­se a la luz y pre­fie­ren se­guir en la que­ja y los su­fri­mien­tos, en don­de de al­gu­na ma­ne­ra se sien­ten có­mo­dos y se­gu­ros. Es exac­ta­men­te igual a lo que te ha ve­ni­do su­ce­dien­do, al mo­men­to que tu in­ter­no sal­ga de la os­cu­ri­dad, en ese mo­men­to po­drás ver la cla­ri­dad en to­do su es­plen­dor y mag­ni­fi­cen­cia, es de­cir, po­drás vi­vir en un nue­vo cam­po vi­bra­to­rio”.

Me que­dé sor­pren­di­do de esa afir­ma­ción y pen­sé que tal vez se re­fe­ría a mi vi­da en for­ma ge­ne­ral y no a mi ex­pe­rien­cia con la ayawaska. No di­je na­da y me con­cen­tré en es­cu­char cuan­to me de­cía.

“La luz es una on­da vi­bra­to­ria, tie­ne una ca­rac­te­rís­ti­ca es­pe­cí­fi­ca de ener­gía re­fi­na­da, y so­lo pue­de ser ob­ser­va­da por una con­cien­cia igual. La ma­yo­ría so­lo pue­de mi­rar los co­lo­res del ar­co iris, pe­ro no pue­den mi­rar los ra­yos in­fra­rro­jos, ul­tra­vio­le­ta, ra­yos x, ga­ma y las on­das. Los ojos son las ven­ta­nas del al­ma, y a me­di­da que tu al­ma se de­sin­to­xi­que de emo­cio­nes es­tan­ca­das, en ese mo­men­to po­drás ver más y ca­da vez más cla­ra­men­te, es de­cir, ver más allá de lo que apa­ren­te es, o de lo que no quieres ver. Si tu con­cien­cia se pu­ri­fi­ca, vas a en­trar en otra fre­cuen­cia y po­drás des­cu­brir nue­vos se­cre­tos y en­can­tos de la vi­da. Hoy so­lo pue­des mi­rar la vi­da has­ta el ni­vel de tu con­cien­cia y crees que eso es la rea­li­dad, pe­ro en rea­li­dad so­lo es un es­pe­jis­mo del ego. Por ahora solo ves la vida desde lo material y no puedes ver todavía desde lo espiritual. Solo quien puede ver la vida desde lo espiritual puede ver lo sagrado en todo.

An­tes que los cien­tí­fi­cos des­cu­brie­ran los otros ra­yos, se pen­sa­ba que so­lo ha­bían sie­te, aho­ra creen que so­lo hay los que han des­cu­bier­to, pe­ro hay mu­chos más, los ul­tra de los ul­tra. Y eso es muy di­fí­cil que lo vean con apa­ra­tos me­cá­ni­cos, eso so­lo es po­si­ble con los ojos del al­ma, y tú tu­vis­te la opor­tu­ni­dad de ver esos otros co­lo­res a tra­vés de la aya­was­ka. Por lo que, los cien­tí­fi­cos tam­bién vi­ven li­mi­ta­dos en com­pren­der y en­ten­der lo que es real­men­te el Gran Or­den Uni­di­ver­so, Pa­cha­ka­mak, y de ahí sus pre­jui­cios y es­te­reo­ti­pos, es­pe­cial­men­te con las per­so­nas que tie­nen cier­tas sen­si­bi­li­da­des, que los la­bo­ra­to­rios no pue­den me­dir”.

-En­ton­ces, el Wakakué es el que prác­ti­ca la me­di­ci­na del al­ma?-.

“De la mis­ma ma­ne­ra que hay quien prác­ti­ca la me­di­ci­na her­bo­la­ria, o la sa­na­ción a tra­vés de las Plan­tas Sa­gra­das, o in­vo­ca es­pí­ri­tus de la­gos, mon­ta­ñas, pie­dras, o los que tra­ba­jan con so­ni­dos pa­ra lo­grar tran­ce o sue­ños; el Wakakué mi­ra y ve ( siente) el alma. Pe­ro el Wakakué no es so­lo mé­di­co, y en los tér­mi­nos que el mun­do ci­vi­li­za­do con­ci­be al mé­di­co o psi­có­lo­go en for­ma se­pa­ra­da. Si­no que es to­do ello: ar­tis­ta, ma­te­má­ti­co, dan­zan­te, as­tró­no­mo, sa­cer­do­te. Es­tá en to­das par­tes y en una sola, pe­ro eso so­lo lo lo­gra si es­tá en equi­li­brio, pues si­no sig­ni­fi­ca que es­tá en un ex­tre­mo, y ahí no hay la to­ta­li­dad si­no la pers­pec­ti­va li­mi­ta­da. Quien tie­ne un po­der tie­ne una de­bi­li­dad, esa es la ley de la vi­da. En to­do hay su complementario, pe­ro so­lo quien vi­ve en armonía es­ta en el Or­den Na­tu­ral, y no en sus ex­tre­mos. Hay mu­chos maes­tros pe­ro po­cos lle­gan al equi­li­brio, ese es uno de los es­ta­dos de maes­tría más di­fí­ci­les de lo­grar. Es la ar­mo­nía en­tre el ha­cer y el no ha­cer, en­tre el ser y el no ser, en­tre el de­ber y el no de­ber, en­tre el te­ner y el no te­ner. Pe­ro pa­ra ello hay que co­no­cer y do­mi­nar los dos ex­tre­mos, lue­go de lo cual el equi­li­brio es nor­mal.

El uni­di­ver­so ne­ce­si­ta cam­biar pa­ra se­guir exis­tien­do si no, ya no se­ría vi­da. La úni­ca cons­tan­te es el cam­bio, lo que no sig­ni­fi­ca que el cam­bio es de­sa­rro­llo, sim­ple­men­te cam­bio. El agua va­po­ri­za­da no es más de­sa­rro­lla­da que el agua con­ge­la­da, es sim­ple­men­te otra ma­ni­fes­ta­ción de su exis­ten­cia. Así la vi­da va cam­bian­do por di­fe­ren­tes es­ta­dos, en for­ma cí­cli­ca y es­pi­ral, en parejas complementarias: avan­za y re­tro­ce­de, su­be y des­cien­de, se abre y se cie­rra; y siem­pre re­tor­na en for­ma di­fe­ren­te y ca­da vez re­crea­da de otra ma­ne­ra”.

-¿No so­mos mas desarrollados que el hom­bre de las ca­ver­nas?.-

“Exac­ta­men­te, no so­mos más de­sa­rro­lla­dos so­lo di­fe­ren­tes, pues lo úni­co que nos di­fe­ren­cia es el ni­vel de con­cien­cia, y eso no ne­ce­sa­ria­men­te tie­ne que ver con tiem­po o épo­ca. Más bien, quien es­tá más ale­ja­do de una vi­da na­tu­ral es­tá en un ni­vel de con­cien­cia in­fe­rior. Por lo que el hom­bre mo­der­no es­tá más des­pro­te­gi­do que el hom­bre de las ca­ver­nas; él es­tá más de­so­la­do en su mun­do en­ca­jo­na­do de má­qui­nas, que ese hom­bre que se sen­tía ple­no en la in­men­si­dad del cos­mos. No por­que hoy exis­tan gran­des cien­tí­fi­cos es­ta­mos más de­sa­rro­lla­dos. Ha­brá más tec­no­lo­gía pe­ro no más con­cien­cia, es de­cir, mien­tras más su­per­fi­cial es la vi­da la con­cien­cia es más po­bre. Sim­ple­men­te hoy se ha crea­do otro mun­do pe­ro si­gue exis­tien­do el do­lor, el ham­bre, el amor, los sue­ños, la paz. Eso si­gue la­ten­te en to­das las cul­tu­ras y en to­dos los tiem­pos, pe­ro las for­mas de reac­ción son di­fe­ren­tes, y el hom­bre de las ca­ver­nas es­ta­ba más rea­li­za­do que es­te hom­bre de los com­pu­ta­do­res. Por lo que to­do es re­la­ti­vo y no se pue­de de­cir quie­nes es­tu­vie­ron me­jor o peor, a co­mo en for­ma arro­gan­te hoy mu­chos se creen su­pe­rio­res a sus an­ces­tros y a los pue­blos que vi­ven lo más na­tu­ral­men­te po­si­ble; co­mo una ma­ne­ra de jus­ti­fi­car su so­li­ta­ria exis­ten­cia.

La di­fe­ren­cia en­tre los hu­ma­nos no es­tá en­tre vi­vir en una ca­ver­na o en cas­ti­llos en el ai­re, si­no en quien vi­ve la na­tu­ra­le­za de la rea­li­dad o la ilu­sión de la rea­li­dad; en­tre quie­nes han crea­do un sis­te­ma so­cial en co­rres­pon­den­cia con el Or­den Cós­mi­co, y quie­nes con el Or­den Ilu­so­rio; en­tre quie­nes vi­ven en el mun­do crea­do por el Su­pre­mo Po­der de la Cons­cien­cia In­fi­ni­ta, y quie­nes vi­ven en la is­la de la fan­ta­sía crea­do por el po­der su­pre­mo del Stok Mar­ket. In­clu­so po­dría­mos de­cir que ese hom­bre sal­va­je de las ca­ver­nas es­ta­ba más pró­xi­mo a la rea­li­dad del Or­den Uni­di­ver­so Complementario, al con­tra­rio del hom­bre ci­vi­li­za­do que vi­ve en el or­den de la fic­ción. Hoy ellos tie­nen más des­ven­ta­jas, pues es­tán en un mun­do ar­ti­fi­cial, el cual les ale­ja más de la esen­cia de la vi­da, pa­ra so­lo vi­vir una idea o una realidad virtual, de lo que es la existencia. Pa­ra ellos, el mun­do na­tu­ral es sal­va­je y atra­sa­do, pa­ra no­so­tros su mun­do de dis­ney­lan­dia es bár­ba­ro y alu­ci­na­do; esa es la gran di­fe­ren­cia.

Me re­cuer­do de mis ami­gos de la ama­zo­nía de Ecua­dor que vi­vían ale­gres, en ar­mo­nía y equi­li­brio con su me­dio por mi­les de años, has­ta que en los años 50 lle­gó la ci­vi­li­za­ción del pe­tró­leo y se ter­mi­nó su di­cha. Con la ci­vi­li­za­ción lle­ga­ron las má­qui­nas que ta­la­ban los ár­bo­les y la tie­rra se vol­vió de­sier­to, sa­lía el oro ne­gro y se re­ga­ba por los ríos, ma­tan­do los pe­ces y to­do lo que te­nía vi­da. Con las com­pa­ñías nor­tea­me­ri­ca­nas e in­gle­sas lle­ga­ron tam­bién las llamadas en­fer­me­da­des blan­cas, apa­re­cie­ron los po­bla­dos con es­cua­dro­nes de po­li­cías, mi­li­ta­res, sa­cer­do­tes, pros­ti­tu­tas... Y to­do ese ver­de va­lle en me­nos de 30 años se trans­for­mó en hu­mo, muer­te, de­so­la­ción, mi­se­ria pa­ra sus eter­nos ha­bi­tan­tes; mien­tras los ban­cos ex­tran­je­ros se in­fla­ban de ri­que­za, po­der y glo­ria, por los si­glos de los si­glos, amen... Es de­cir, la his­to­ria se re­pi­tió des­de cuan­do lle­go la ci­vi­li­za­da realeza de Es­pa­ña, so­lo que es­ta vez era la realeza in­gle­sa de Gran Bretaña y la realeza in­gle­sa de Estados Unidos de América, las que ve­nían tra­yen­do más de su sa­gra­do pro­gre­so y de su bie­na­ma­do ade­lan­to. To­dos no­so­tros he­mos si­do tes­ti­gos de to­do ello, y he­mos vi­vi­do ese mi­to de oc­ci­den­te to­do es­te tiem­po, y lo se­gui­mos vi­vien­do has­ta nues­tros días.

Pero algunos hermanos europeos ya se han dado cuenta a donde les llevaron sus sectores de poder y están queriendo retornar a una vida natural y sana. Ya no quieren seguir siendo súbditos de la realeza, en todas sus variantes. Si no pre­gun­ta a la gen­te que vi­ve en los au­to­de­no­mi­na­dos paí­ses de­sa­rro­lla­dos y pri­mer mun­dis­tas, si es­tán de acuer­do y fe­li­ces con su mo­do de vi­da. Más bien, por el con­tra­rio es­tán que­rien­do re­tor­nar a un mo­do de vi­da na­tu­ral, es­tán can­sa­dos de la po­lu­ción, de las en­fer­me­da­des, del stress, de la for­ma de vi­da ar­ti­fi­cial y plás­ti­ca... Pre­gun­ta a Green­pea­ce, a Sea Sheperd, America’s Foret, a los Par­ti­dos Ver­de, a los pro­duc­to­res bio­ló­gi­cos y de­más gru­pos eco­lo­gis­tas, hu­ma­ni­ta­rios y cul­tu­ra­les, si quie­ren más pro­gre­so, o por el con­tra­rio quie­ren vol­ver a un sis­te­ma na­tu­ral; y más bien po­nen de ejem­plo o de re­fe­ren­te a nues­tros pue­blos an­ces­tra­les, co­mo un mo­de­lo de vi­da sa­no. Ese es el en­ga­ño de la ci­vi­li­za­ción, mien­tras más ci­vi­li­za­do te vuel­ves eres más in­fe­liz, y por el con­tra­rio, mien­tras más na­tu­ral te vuel­ves en­tras más fá­cil­men­te en el Or­den de la Crea­ción. Mien­tras más cu­bres tu cuer­po, más en­fer­mo es­tás. Mien­tras más en­ce­rra­do es­tás, te vuel­ves más in­de­fen­so a las bacterias. Mien­tras más co­mes co­sas ar­ti­fi­cia­les, más frá­gil es­tás. Mien­tras más ne­ce­si­da­des por sa­tis­fa­cer tie­nes, más de­ses­pe­ra­do es­tás. Mien­tras más tra­ba­jas, ca­da vez te fal­ta más di­ne­ro. Mien­tras mas tie­nes, crees que al­go más te fal­ta; así de con­tra­dic­to­rio y am­bi­guo es to­do ello.

En­ton­ces, no hay de­sa­rro­llo ni pro­gre­so so­lo un di­fe­ren­te pun­to de vis­ta de ver. Pue­des mi­rar tu pa­sa­do co­mo al­go trá­gi­co, o pue­des ver lo mis­mo co­mo al­go anec­dó­ti­co y te ríes de to­das las lo­cu­ras que hi­cis­te. O su­fres o te ríes, con lo mis­mo que hi­cis­te. El mo­men­to en que te ríes de to­do lo ri­dí­cu­lo, ya no su­fres si­no que es­tás en amor. En la vi­da hu­ma­na so­lo hay el su­fri­mien­to o la ale­gría, no im­por­ta la can­ti­dad de fi­lo­so­fías, cien­cias, co­no­ci­mien­tos, re­li­gio­nes si no pue­des ser fe­liz. Pe­ro no to­do maes­tro es fe­liz, en rea­li­dad so­lo el an­ti­maes­tro es ver­da­de­ra­men­te fe­liz, por­que sa­be que es­tá lo­co, mien­tras los otros creen que no lo es­tán. El an­ti­maes­tro ve en to­do un chis­te y se ríe de lo más mí­ni­mo, por­que él sa­be que no que­da otra co­sa más que ha­cer, si­no reír­se de es­te mun­do in­creí­ble y ma­ra­vi­llo­so”.